Pareja: Clopeh x Cale.
Advertencias: Acoso, Boys Love (BL), fanfic de LOCF (Lout of the Count´s Family).
Clasificación: +16
Resumen: Alguien se está robando los calzoncillos de Cale.
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Otro calzoncillo
desapareció.
“Mierda”, pensó
chasqueando la lengua. No se hubiera dado cuenta si los últimos en desaparecer
fueran sus favoritos.
Al principio
pensó que se debía a un error de lavandería que sería muy pronto solucionado
por Ron, su audaz y terrorífico sirviente. Cuál sería su sorpresa al ver que
justo hoy desaparecían una vez más los calzoncillos que cuidadosamente separó
para ponerse. “¡Mierda!”, chasqueó la lengua con más fuerza, necesitaba otra
ropa interior, así que sin poner más problemas alcanzó cualquier otra y fue
directamente al baño.
Ese día había una
reunión importante en el palacio principal de Roan y por supuesto que Cale fue
llamado para hacer frente a los molestos nobles. Francamente odiaba tener que
ir, pero también le incomodaba el hecho de no estar lo suficientemente cómodo
para afrontar algo así.
“Me he
acostumbrado demasiado a esto”, quién hubiera pensado que algo tan
insignificante turbaría su juicio.
“No es para
tanto, Cale”.
“No te metas con
la ropa interior de un hombre, roquita. Después del oro, eso es lo más sagrado”.
Cale suspiró
largamente, ignorando como siempre las voces en su cabeza.
Ese día sería muy
largo.
⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐
“¡Amigo! Mi
querido amigo, ¿cómo has estado?”, recibió el apretado abrazo de Toonka; ni
siquiera sabía que iba a estar allí.
“Hola, debo ir a
saludar a su alteza, me disculpo”.
“Oh, claro,
claro, hablaremos luego, amigo”. Afortunadamente, el líder del reino Whipper
parecía estar mucho más tranquilo el día de hoy, lo que le permitió
escabullirse rápidamente hacia Alver. Sin embargo, al estar rodeado de gente,
no fue fácil su escapatoria. Debatiéndose alrededor de saludos innecesarios,
terminó perdiendo de vista su objetivo.
No había ni
rastro de su hermano jurado, solo alcanzaba a ver las cabezas calva de uno que
otro noble. Cansado del asunto decidió desviarse del camino hacia un balcón que
esperaba, estuviera deshabitado.
“Estoy demasiado
viejo para esto”.
En seguida fue
rebatido. “Eres muy joven aún, Cale”, dijo la roca, acompañado por la ladrona.
“Eres joven, pero tienes pésima energía social”.
Cerrando
finalmente las puertas del balcón, Cale suspiró. Después de mucho tiempo,
estaba de acuerdo con los poderes antiguos.
“Cale-nim, no
esperaba verlo por aquí”. Al escuchar esa voz, un escalofrío le recorrió la
espina dorsal.
Rodó los ojos, de
todas las personas, justo tenía que hallar al más loco de todos.
Clopeh Sekka.
Intentó salir
rápidamente, pero una mano prolijamente forjada detuvo sus avances.
“No es necesario
que cierre la puerta, aunque me gustaría poder intercambiar algunas palabras”.
Por supuesto, Cale no resolvió este malentendido. Sabía que luchar contra
alguien tan extraño solo empeoraría la situación. Buscando saltarse cualquier
rodeo, el héroe de Roan asintió.
“Cale-nim,
discúlpeme por la brusquedad. Pero… ¿Qué ropa interior estaba usando hoy?”.
¿Qué estaba
escuchando?
“Tú…”. De
repente, en una electrizante reacción sus neuronas le mostraron una intrigante
conclusión. “Tú eres el ladrón”.
Y no parecía
haberse equivocado a pesar de sus apresuradas acusaciones.
“¿Lo sabías?”,
susurró el heredero Sekka con una retorcida sonrisa en los labios. La nuca se
le erizó y los poderes antiguos se volvieron locos en su cabeza. Cale intentó
guardar la calma, jamás en todos sus años había tenido que afrontar algo así.
“¿Qué es lo que
quieres?”.
En vez de lucir
sorprendido, el caballero Wyvern mostró mucha satisfacción en sus ojos
verduscos y con movimientos dignos de una serpiente humanizada, se acercó a su
interlocutor.
“Me gustas
mucho”.
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Esa noche Cale observó
el cajón de su ropa interior con los brazos cruzados.
“Es un maldito
asqueroso pervertido”. El héroe de Roan asintió, dándole la razón al Agua que
come el cielo.
Al confrontarlo
no obtuvo ninguna respuesta sustancial, Clopeh se fue después de su corta
conversación, luego de eso estuvieron tan lejos que casi ni pudo distinguirlo
entre la multitud. El temor de que esa noche su sagrado lugar de descanso fuera
invadido y otros calzoncillos desaparecieran, solo se hizo más fuerte.
Él mismo no podía
creer esta preocupante y escabrosa situación.
“Haa…”, se sobó
el entrecejo, buscando calma.
“¿Humano? ¿No vas
a dormir?”, el gran y poderoso Raon se frotó un ojo mientras elevaba lentamente
la cabeza. Cale acarició su cabeza y lo volvió a cubrir con las mantas,
incitándolo a volver a dormir.
“Tomaré algo de
agua e iré a dormir”.
Observando el
tierno asentimiento del dragón, Cale apagó la luz de la lámpara en la mesita de
noche.
“No demores”.
“Sí”.
En la mullida
cama los niños dormían bien. También la temperatura dentro de la habitación era
la adecuada, haciéndolo sumamente acogedor. Pero su objetivo real era el balcón
de su habitación; fue el primer lugar que se le vino a la mente al pensar en
cómo Clopeh entraba a su cuarto.
“¿Vendrá él
mismo?”, pensó mientras iba hasta fuera de la edificación. Estaban en el
castillo de Henituse. “Es tan obsesivo que seguramente no dejaría que cualquier
otro caballero lo hiciera”
“Ugh, da miedo”.
Escuchar ese comentario provenir del Fuego de la Destrucción, fue realmente
algo notorio.
Cale escaló a
través de la fachada sigilosamente y llegó al balcón, allí estaba la figura que
estaba esperando. La espalda ancha del caballero.
Clopeh se dio la
vuelta, materializando una sonrisa en sus delicados labios. Sus ropas danzaron
grácilmente en el momento en que se giró hacia él y con la misma elegancia le
dio una reverencia.
“Cale-nim, me
siento honrado de verlo. ¿Puedo creer que me estabas esperando?”.
“…”.
Aunque guardaba
la esperanza de no encontrarse con él esa noche, allí estaba el heredero del
ducado Sekka. Sus irises verdes brillaban bajo la sutil luz de la luna, lucían
como los de una serpiente. Junto con el cabello blanco y su rostro de facciones
sutiles, brindaban un cuadro bastante irreal.
Sin embargo podía
notar ese perverso toque en su gesto complacido. Un escalofrío recorrió la
columna de Cale al ser escudriñado bajo esos ojos codiciosos.
“No vuelvas
aquí”.
La sonrisa del
caballero Wyvern se convirtió en una ligera carcajada. Moviéndose como si fuera
el primero de los pasos de un baile, Clopeh alcanzó su mano y enredó el brazo
en su cintura.
“Todavía tengo
algo que quiero, no creo que me pueda ir de esta manera”.
El héroe de Roan
tragó saliva y puso sus manos en los gruesos antebrazos que lo apresaban,
intentando alejarse.
“Me conoces,
Cale-nim, volveré las veces que sean necesarias hasta que pueda obtenerlo”.
No había mentira
en sus palabras. Por supuesto, Cale estaba consciente de ello.
“¿Por qué quieres
mi ropa interior, bastardo?”.
Le fastidiaba y
le molestaba todavía más el hecho de que lo dijera tan cínicamente. ¿Esa
serpiente estaba pensando dejarlo sin calzones?
“No la uses más”.
“¿Q-qué?”.
Clopeh rodeó la
mandíbula contraria con su diestra y lo acarició mientras se acercaba,
susurrando cercanamente a sus labios.
“No uses ropa
interior de ahora en adelante y dejaré de robarla”.
Los ojos de Cale
se entrecerraron ante semejante demanda. “Veo que es una persona con la que se
puede negociar”.
Si hubiera
escuchado esa tontería en otra circunstancia, simplemente se daría media vuelta
y lo ignoraría, pero ahora, lo tomó como una amenaza a su integridad. En qué
momento le dio la confianza a Clopeh Sekka para poder decir algo así.
“Cale-nim, ¿qué
hará?”.
“Quemémoslo”,
respondió enseguida el fuego de la destrucción en su mente. Consideró que esta
era la mejor alternativa, alguien como él nunca podría estar de acuerdo con ser
chantajeado y menos con algo tan bajo; sin embargo, tuvo curiosidad.
Nada más bastaría
con que elevara la voz un poco para que vivieran todos para atrapar a Clopeh,
pero cuando estuvieran todos allí no podría hacer algo. Satisfacer su
curiosidad.
“¿Por qué?”. De
todas las cosas por qué llevarse sus calzones. ¿Le molestaba que usara ropa
interior?
Tuvo un mal
presentimiento en cuanto esa pregunta salió de su boca, pensándolo bien no
quería saber, pero ya era muy tarde.
La sonrisa
retorcida en el rostro de Clopeh se lo confirmó.
“Cale-nim, si usted hiciera eso por mi…”. Los irises verdes relucieron a la luz de la luna, revelándole su oscura obsesión. ”Yo podría llegar a pensar que usted está un paso más cerca de ser mío”.
“…”. Aunque el
héroe de Roan había pasado por mucho, nunca por algo como esto. Observó el
rostro de Clopeh con una ligera arruga colmando su entrecejo, pensando que cada
día volvía a sorprenderse.
“Este bastardo“.
Los que no estuvieron muy de acuerdo fueron los poderes ancestrales. Empezando
por el fuego de la destrucción, quien fue el primero en hablar en su cabeza. No
hizo falta que los demás manifestaran su sentir con palabras, Cale podía sentir
los poderes ancestrales arremolinándose dentro de su cuerpo.
Esa noche, Clopeh
Sekka terminó encerrado dentro de las mazmorras de Henituse.
Cuando se
calmaron las cosas, al tercer día, Cale bajó al subsuelo. Estaba cansado de ser
interrogado por sus compañeros. ¿Por qué había encerrado a Clopeh Sekka en las
mazmorras?
Tal vez si les
dijera que le faltó al respeto volvieran a torturarlo, pero si decía
textualmente lo que le dijo…
“El ducado Sekka
no tiene más herederos, ¿verdad?”.
Clopeh, cuya ropa
se veía rasgada y sucia debido a la gran pelea, estaba sentado en el catre
dentro de la sucia celda. Se levantó al oír su voz y sonrió.
“Cale-nim vino a
verme”.
¿Podía culpar a
Rock Sekka de tener un hijo tan extraño?
Cale suspiró
antes de abrir la reja, dándole salida al caballero legendario.
“Sal de aquí y no
vuelvas a molestar”.
Ni siquiera él
mismo se creyó lo que dijo, sabía perfectamente que el temperamento de Clopeh
era el de una persona loca que no se conformaría simplemente.
“¿No pensó en lo
que le dije?”.
“Lo hice, mi
respuesta es no”.
El caballero
Wyvern asintió y se aceró lentamente hacia él, saliendo de la celda.
“Entonces yo
tampoco debo cumplir sus demandas”.
Cale asintió.
Mirándolo con una pequeña risita Clopeh se apartó, dirigiéndose a la salida,
pero en cuanto estaba por subir la escalera…
“Inténtelo de
forma convencional”.
“¿Disculpe?”.
Cale también
estuvo quemándose la cabeza con el molesto tema, las personas a su alrededor
simplemente no dejaban de recordárselo. Por eso encontró una solución. Si esto
era alguna extraña forma de cortejo, por qué no podría ser una más soportable.
A otra gente los atosigaban con regalos y oro, pero él era víctima de ropa
interior robada.
“Me gusta el
oro”.
El hombre de
cabellos blancos meditó lentamente sus palabras y luego se acercó.
“¿Mucho?”.
“Mucho, las
piedras mágicas de alta calidad también”.
Al ser un
caballero, su risa también sonaba elegante y grácil, incluso si estaban en las
mazmorras. Clopeh inclinó su rostro y señaló sus labios.
“Entonces qué tal
un adelanto de este nuevo trato, ¿es posible?”.
Tragándose un
suspiro, Cale se dio media vuelta y comenzó a subir las escaleras.
“Primero
muéstreme su generosidad”.
Por supuesto,
Cale no estaba dispuesto a ser encantado con un par de regalos, tenía
suficientes placas de oro guardadas en el cajón de su escritorio. Al menos así
podría mantenerlo a raya por el tiempo que quisiera.
“Cale… ¿Le acabas
de dar una oportunidad?”.
El susodicho
ignoró la pregunta de la roca. Quién sabe, él nunca había probado las dichosas
mieles de ser cortejado.
Fin.
⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐
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