Oneshot - Ladrón

 


Pareja: Clopeh x Cale.

Advertencias: Acoso, Boys Love (BL), fanfic de LOCF (Lout of the Count´s Family).

Clasificación: +16

Resumen: Alguien se está robando los calzoncillos de Cale.

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Otro calzoncillo desapareció.

“Mierda”, pensó chasqueando la lengua. No se hubiera dado cuenta si los últimos en desaparecer fueran sus favoritos.

Al principio pensó que se debía a un error de lavandería que sería muy pronto solucionado por Ron, su audaz y terrorífico sirviente. Cuál sería su sorpresa al ver que justo hoy desaparecían una vez más los calzoncillos que cuidadosamente separó para ponerse. “¡Mierda!”, chasqueó la lengua con más fuerza, necesitaba otra ropa interior, así que sin poner más problemas alcanzó cualquier otra y fue directamente al baño.

Ese día había una reunión importante en el palacio principal de Roan y por supuesto que Cale fue llamado para hacer frente a los molestos nobles. Francamente odiaba tener que ir, pero también le incomodaba el hecho de no estar lo suficientemente cómodo para afrontar algo así.

“Me he acostumbrado demasiado a esto”, quién hubiera pensado que algo tan insignificante turbaría su juicio.

“No es para tanto, Cale”.

“No te metas con la ropa interior de un hombre, roquita. Después del oro, eso es lo más sagrado”.

Cale suspiró largamente, ignorando como siempre las voces en su cabeza.

Ese día sería muy largo.

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“¡Amigo! Mi querido amigo, ¿cómo has estado?”, recibió el apretado abrazo de Toonka; ni siquiera sabía que iba a estar allí.

“Hola, debo ir a saludar a su alteza, me disculpo”.

“Oh, claro, claro, hablaremos luego, amigo”. Afortunadamente, el líder del reino Whipper parecía estar mucho más tranquilo el día de hoy, lo que le permitió escabullirse rápidamente hacia Alver. Sin embargo, al estar rodeado de gente, no fue fácil su escapatoria. Debatiéndose alrededor de saludos innecesarios, terminó perdiendo de vista su objetivo.

No había ni rastro de su hermano jurado, solo alcanzaba a ver las cabezas calva de uno que otro noble. Cansado del asunto decidió desviarse del camino hacia un balcón que esperaba, estuviera deshabitado.

“Estoy demasiado viejo para esto”.

En seguida fue rebatido. “Eres muy joven aún, Cale”, dijo la roca, acompañado por la ladrona. “Eres joven, pero tienes pésima energía social”.

Cerrando finalmente las puertas del balcón, Cale suspiró. Después de mucho tiempo, estaba de acuerdo con los poderes antiguos.

“Cale-nim, no esperaba verlo por aquí”. Al escuchar esa voz, un escalofrío le recorrió la espina dorsal.

Rodó los ojos, de todas las personas, justo tenía que hallar al más loco de todos.

Clopeh Sekka.

Intentó salir rápidamente, pero una mano prolijamente forjada detuvo sus avances.

“No es necesario que cierre la puerta, aunque me gustaría poder intercambiar algunas palabras”. Por supuesto, Cale no resolvió este malentendido. Sabía que luchar contra alguien tan extraño solo empeoraría la situación. Buscando saltarse cualquier rodeo, el héroe de Roan asintió.

“Cale-nim, discúlpeme por la brusquedad. Pero… ¿Qué ropa interior estaba usando hoy?”.

¿Qué estaba escuchando?

“Tú…”. De repente, en una electrizante reacción sus neuronas le mostraron una intrigante conclusión. “Tú eres el ladrón”.

Y no parecía haberse equivocado a pesar de sus apresuradas acusaciones.

“¿Lo sabías?”, susurró el heredero Sekka con una retorcida sonrisa en los labios. La nuca se le erizó y los poderes antiguos se volvieron locos en su cabeza. Cale intentó guardar la calma, jamás en todos sus años había tenido que afrontar algo así.

“¿Qué es lo que quieres?”.

En vez de lucir sorprendido, el caballero Wyvern mostró mucha satisfacción en sus ojos verduscos y con movimientos dignos de una serpiente humanizada, se acercó a su interlocutor.

“Me gustas mucho”.

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Esa noche Cale observó el cajón de su ropa interior con los brazos cruzados.

“Es un maldito asqueroso pervertido”. El héroe de Roan asintió, dándole la razón al Agua que come el cielo.

Al confrontarlo no obtuvo ninguna respuesta sustancial, Clopeh se fue después de su corta conversación, luego de eso estuvieron tan lejos que casi ni pudo distinguirlo entre la multitud. El temor de que esa noche su sagrado lugar de descanso fuera invadido y otros calzoncillos desaparecieran, solo se hizo más fuerte.

Él mismo no podía creer esta preocupante y escabrosa situación.

“Haa…”, se sobó el entrecejo, buscando calma.

“¿Humano? ¿No vas a dormir?”, el gran y poderoso Raon se frotó un ojo mientras elevaba lentamente la cabeza. Cale acarició su cabeza y lo volvió a cubrir con las mantas, incitándolo a volver a dormir.

“Tomaré algo de agua e iré a dormir”.

Observando el tierno asentimiento del dragón, Cale apagó la luz de la lámpara en la mesita de noche.

“No demores”.

“Sí”.

En la mullida cama los niños dormían bien. También la temperatura dentro de la habitación era la adecuada, haciéndolo sumamente acogedor. Pero su objetivo real era el balcón de su habitación; fue el primer lugar que se le vino a la mente al pensar en cómo Clopeh entraba a su cuarto.

“¿Vendrá él mismo?”, pensó mientras iba hasta fuera de la edificación. Estaban en el castillo de Henituse. “Es tan obsesivo que seguramente no dejaría que cualquier otro caballero lo hiciera”

“Ugh, da miedo”. Escuchar ese comentario provenir del Fuego de la Destrucción, fue realmente algo notorio.

Cale escaló a través de la fachada sigilosamente y llegó al balcón, allí estaba la figura que estaba esperando. La espalda ancha del caballero.

Clopeh se dio la vuelta, materializando una sonrisa en sus delicados labios. Sus ropas danzaron grácilmente en el momento en que se giró hacia él y con la misma elegancia le dio una reverencia.

“Cale-nim, me siento honrado de verlo. ¿Puedo creer que me estabas esperando?”.

“…”.

Aunque guardaba la esperanza de no encontrarse con él esa noche, allí estaba el heredero del ducado Sekka. Sus irises verdes brillaban bajo la sutil luz de la luna, lucían como los de una serpiente. Junto con el cabello blanco y su rostro de facciones sutiles, brindaban un cuadro bastante irreal.

Sin embargo podía notar ese perverso toque en su gesto complacido. Un escalofrío recorrió la columna de Cale al ser escudriñado bajo esos ojos codiciosos.

“No vuelvas aquí”.

La sonrisa del caballero Wyvern se convirtió en una ligera carcajada. Moviéndose como si fuera el primero de los pasos de un baile, Clopeh alcanzó su mano y enredó el brazo en su cintura.

“Todavía tengo algo que quiero, no creo que me pueda ir de esta manera”.

El héroe de Roan tragó saliva y puso sus manos en los gruesos antebrazos que lo apresaban, intentando alejarse.

“Me conoces, Cale-nim, volveré las veces que sean necesarias hasta que pueda obtenerlo”.

No había mentira en sus palabras. Por supuesto, Cale estaba consciente de ello.

“¿Por qué quieres mi ropa interior, bastardo?”.

Le fastidiaba y le molestaba todavía más el hecho de que lo dijera tan cínicamente. ¿Esa serpiente estaba pensando dejarlo sin calzones?

“No la uses más”.

“¿Q-qué?”.

Clopeh rodeó la mandíbula contraria con su diestra y lo acarició mientras se acercaba, susurrando cercanamente a sus labios.

“No uses ropa interior de ahora en adelante y dejaré de robarla”.

Los ojos de Cale se entrecerraron ante semejante demanda. “Veo que es una persona con la que se puede negociar”.

Si hubiera escuchado esa tontería en otra circunstancia, simplemente se daría media vuelta y lo ignoraría, pero ahora, lo tomó como una amenaza a su integridad. En qué momento le dio la confianza a Clopeh Sekka para poder decir algo así.

“Cale-nim, ¿qué hará?”.

“Quemémoslo”, respondió enseguida el fuego de la destrucción en su mente. Consideró que esta era la mejor alternativa, alguien como él nunca podría estar de acuerdo con ser chantajeado y menos con algo tan bajo; sin embargo, tuvo curiosidad.

Nada más bastaría con que elevara la voz un poco para que vivieran todos para atrapar a Clopeh, pero cuando estuvieran todos allí no podría hacer algo. Satisfacer su curiosidad.

“¿Por qué?”. De todas las cosas por qué llevarse sus calzones. ¿Le molestaba que usara ropa interior?

Tuvo un mal presentimiento en cuanto esa pregunta salió de su boca, pensándolo bien no quería saber, pero ya era muy tarde.

La sonrisa retorcida en el rostro de Clopeh se lo confirmó.

“Cale-nim, si usted hiciera eso por mi…”. Los irises verdes relucieron a la luz de la luna, revelándole su oscura obsesión. ”Yo podría llegar a pensar que usted está un paso más cerca de ser mío”.

“…”. Aunque el héroe de Roan había pasado por mucho, nunca por algo como esto. Observó el rostro de Clopeh con una ligera arruga colmando su entrecejo, pensando que cada día volvía a sorprenderse.

“Este bastardo“. Los que no estuvieron muy de acuerdo fueron los poderes ancestrales. Empezando por el fuego de la destrucción, quien fue el primero en hablar en su cabeza. No hizo falta que los demás manifestaran su sentir con palabras, Cale podía sentir los poderes ancestrales arremolinándose dentro de su cuerpo.

Esa noche, Clopeh Sekka terminó encerrado dentro de las mazmorras de Henituse.

Cuando se calmaron las cosas, al tercer día, Cale bajó al subsuelo. Estaba cansado de ser interrogado por sus compañeros. ¿Por qué había encerrado a Clopeh Sekka en las mazmorras?

Tal vez si les dijera que le faltó al respeto volvieran a torturarlo, pero si decía textualmente lo que le dijo…

“El ducado Sekka no tiene más herederos, ¿verdad?”.

Clopeh, cuya ropa se veía rasgada y sucia debido a la gran pelea, estaba sentado en el catre dentro de la sucia celda. Se levantó al oír su voz y sonrió.

“Cale-nim vino a verme”.

¿Podía culpar a Rock Sekka de tener un hijo tan extraño?

Cale suspiró antes de abrir la reja, dándole salida al caballero legendario.

“Sal de aquí y no vuelvas a molestar”.

Ni siquiera él mismo se creyó lo que dijo, sabía perfectamente que el temperamento de Clopeh era el de una persona loca que no se conformaría simplemente.

“¿No pensó en lo que le dije?”.

“Lo hice, mi respuesta es no”.

El caballero Wyvern asintió y se aceró lentamente hacia él, saliendo de la celda.

“Entonces yo tampoco debo cumplir sus demandas”.

Cale asintió. Mirándolo con una pequeña risita Clopeh se apartó, dirigiéndose a la salida, pero en cuanto estaba por subir la escalera…

“Inténtelo de forma convencional”.

“¿Disculpe?”.

Cale también estuvo quemándose la cabeza con el molesto tema, las personas a su alrededor simplemente no dejaban de recordárselo. Por eso encontró una solución. Si esto era alguna extraña forma de cortejo, por qué no podría ser una más soportable. A otra gente los atosigaban con regalos y oro, pero él era víctima de ropa interior robada.

“Me gusta el oro”.

El hombre de cabellos blancos meditó lentamente sus palabras y luego se acercó.

“¿Mucho?”.

“Mucho, las piedras mágicas de alta calidad también”.

Al ser un caballero, su risa también sonaba elegante y grácil, incluso si estaban en las mazmorras. Clopeh inclinó su rostro y señaló sus labios.

“Entonces qué tal un adelanto de este nuevo trato, ¿es posible?”.

Tragándose un suspiro, Cale se dio media vuelta y comenzó a subir las escaleras.

“Primero muéstreme su generosidad”.

Por supuesto, Cale no estaba dispuesto a ser encantado con un par de regalos, tenía suficientes placas de oro guardadas en el cajón de su escritorio. Al menos así podría mantenerlo a raya por el tiempo que quisiera.

“Cale… ¿Le acabas de dar una oportunidad?”.

El susodicho ignoró la pregunta de la roca. Quién sabe, él nunca había probado las dichosas mieles de ser cortejado.

Fin.

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