Vampiro - Capítulo 1

 


—¡Qué bonita es la selva! — Raon, el gran y poderoso dragón negro volaba entre los árboles divirtiéndose entre los diversos animales. Debido a su gran presencia, pocos se le acercaban, excepto aquel monito que se paró junto a él. Cale lo reconoció de inmediato, era una especie similar a los capuchinos de su mundo.

—Tiene razón Raon-nim. Nuestra selva es maravillosa, estamos encantados de que hayan venido a visitarnos. — Litana sonrió, junto a su gran pantera negra.

—Eso- —Cale estaba por decir algo cuando sintió una fuerte punzada en su cuello. Se llevó la mano enseguida al lugar, pero no había nada, excepto el dolor remanente alrededor de donde fue picado.

—¡Vamos, humano! ¡Litana nos dará fruta, no te quedes atrás!

—¡Nya! ¡Cale! ¿Qué haces? —, le preguntó On junto a su hermano, quienes estaban sobre el lomo de la poderosa pantera negra, en su forma de niños humanos.

—¿No quieres fruta? —, los ojos de Hong brillaron aunque no expresó su alegría. — ¿Me puedo comer tu porción de fruta?

Litana los miró con ojos amables y acarició la cabecita del pelirrojo.

—Hay suficiente para todos. Si quieren más pueden pedir más. — Luego prestó altención al héroe de Roan. — ¿Pasa algo, Cale-nim?

Cale negó, masajeándose la nuca.

—Nada, vamos.

--

A los tres días, el pelirrojo no se sentía muy bien.

—Bleergg—Es sonido asqueroso del vomito llenó la habitación nuevamente, el rostro pálido de Cale Henituse se perdía dentro de un recipiente hondo de metal, en el que terminó por soltar nuevamente toda la deliciosa sopa que hoy se había esmerado en hacer Beacrox.

—¡Humano!

—Cale… — Tres pares de ojos infantiles miraron a su padre con preocupación. Los mayores quisieron apartarlos de él para que no lo vieran enfermo, pero ellos les hicieron saber que como niños grandes que eran, querían estar junto a su padre adoptivo.

—Ningún remedio es bueno. —Ron, quien estaba junto a la cama, acercó una toalla a su joven maestro mientras fruncía en ceño. Por más que intentaran, parecía que nada podía ser retenido. Sopas, dulces, medicinas, pie de mazana, ni siquiera un simple té podría ser digerido por el estómago del héroe pelirrojo.

Exhausto por tanto vomitar, Cale recargó su nuca sobre las mullidas almohadas que habían sido puestas a su espalda y suspiró, escuchando las voces de los poderes antigüos en su cabeza.

·        ¿Por qué nada está funcionando?

·        Oye, el chico lleva así días ¿Qué demonios?

·        Uhm… Y-yo n-no lo sé ¡Estoy intentándolo!

La voz nerviosa de la vitalidad de corazón retumbó en su cabeza y pudo sentir inmediatamente como sus poderes volvían a activarse con todas sus fuerzas, haciendo que un montón de sangre vieja subiera por su garganta.

— “Aigoooo, aquí vamos de nuevo…”.

¡Blerrgg!

La sangre salió de su boca sin resistencia, cubriendo el cúmulo de alimentos a  medio digerir de un asqueroso color rojizo.

La habitación estaba cargada de tensión. Cuando Cale vomitaba sangre, temblaba su mundo.

Cling. Cling.

Un ansioso Choi Han miraba la escena desde el costado de la habitación con mucha preocupación. Incluso él mismo había intentado replicar los remedios coreanos de sus vagos recuerdos, con ayuda de lo que el propio Cale decía recordar; sin embargo, aunque el mismísimo Beacrox colaboró para llevar a cabo el plan, no hubo ni un solo vistazo de mejoría.

Grandes ojeras oscuras se apoderaron del rostro pálido, casi translúcido, del gran héroe de Roan; pero no solo eso, el vago que usualmente era débil y prefería quedarse acostado descansando junto con sus niños, no había podido dar ni siquiera un paso fuera de la cama porque sus piernas flaqueaban.

—Hmm, es raro que eso no haya funcionado. — Eruhaben también estaba alrededor y se acercó una vez más al pelirrojo, examinando su cuerpo. — Esa fue una infusión con las raíces del antigüo árbol Baiyú, debería ser un remedio que podía ayudar incluso a un gran dragón para que recupere la vitalidad.

Mientras analizaban la situación, el intercomunicador que estaba en la mesa comenzó a titilar con una luz roja.

—Humano, el príncipe heredero está llamando.

Con la cabeza aún metida en el recipiente, elevó su mano e hizo un débil gesto para que Raon no contestara. No tenía cabeza para discutir sobre algún papel del reino, solo quería que Choi Han lo noqueara para poder dormir un poco.

Sin embargo, cuatro veces Raon colgó y cuatro veces se activó de nuevo. Ante tanta insistencia Cale no tuvo más remedio que girar los ojos y aceptar la llamada.

—Tu piel se ve verde.

Cale ni siquiera pestañeó ante el saludo de su hermano jurado. Le falqueaban las fuerzas hasta para una charla simplista y halagadora como siempre, mas no necesitó decir nada.

—Algo malo está pasando, ¿verdad? — Solo de ver el rostro demacrado de su hermanito, Alberu ya lo suponía.

—Me volví un vampiro.

—…— Y a pesar de creer haberlo escuchado todo, el gesto de Alberu se constriñó ipso facto. De todas las cosas imposibles, eso fue algo escandaloso hasta para sus más locos sueños.—… Pensé que no podrías dispararme esta vez, pero siempre me sorprendes.

—¡Es verdad, príncipe heredero! ¡El humano incluso mordió al abuelo! —, exclamó Raon tomando el intercomunicador y apuntándolo hacia Eruhaben. El elfo, a pesar de mirar hacia otro lado, despejó su largo cabello dorado, permitiéndole ver dos marcas rojas en su blanquecina piel.

Tomando el intercomunicador On y Hong aparecieron en pantalla.

—También mordió a Choi Han, al abuelo Ron, a Beacrox, a Lock…— Enumeró la niña mientras usaba los dedos de Hong para contar.

—¡Mordió a un sirviente también! — La cabecita del gato menor se superpuso a la de su hermana. — ¡Aunque Choi Han lo detuvo de que mordiera a más!

Entonces apareció en pantalla Choi Han, quien, luciendo apenado, jaló el borde del cuello de su camisa negra; en su cuello habían varias marcas. Alberu elevó sus cejas rubias.

—Instructor-nim, lo ha hecho muy bien. — Un gesto de complicidad entre ambos, transmitió la confortación en el ambiente. Era como si se miraran a la cara dos soldados de guerra.

—¡Solo faltamos nosotros, pero Cale dice que somos muy pequeños! — Las mejillas enrojecidas del pequeño Hong denotaban su enojo. — ¡Dice que nuestra sangre sabría a manila de bebé! ¡Pero no somos bebés!

Alberu aguantó la risa, miró al pequeño con el ceño fruncido, acompañándolo en su resentimiento.

Una vez más, cambió la persona a la que se dirigía la cámara, era Ron, quien ostentaba varias mordidas amoratadas en el lateral de su cuello. La posibilidad de que la sangre de aquellos pequeños supiera a leche para bebé le resultó altamente probable.

—Ejem… Es bueno que quieran ayudar a Cale, pero este tipo de cosas mejor déjensela a los adultos. — Sospechaba que aún enfermo su hermano jurado dijo eso para protegerlos. Entonces la situación debía estarse tornando grave.

—¿Cómo se encuentra, príncipe heredero?

Sintiendo un extraño presentimiento en su nuca, Alberu sintió ganas de colgarle a esa extraña y amable sonrisa que lo saludó al nuevo cambio de pantalla. Lo hubiera hecho si hubiera tenido un poco menos de agallas.

Aclarándose la garganta, le devolvió la sonrisa al sirviente de Cale.

—Muy bien, Ron, ¿cómo se encuentra usted?

—Los días en el palacio se ven demasiado pacíficos. — Léjos de llevar cualquier conversación amena más allá, el ex asesino fue al grano directamente. — Nos encontramos en disposición de encontrar alguna cura en Endable.

Aunque la manera de dirigirse a un príncipe fue muy brusca, Alberu no le tomó importancia; se limitó a acariciarse la barbilla. Meditó las palabras de Ron y luego le devolvió la sonrisa, respondiendo con un tono calmo.

—Veo que han estado muy ocupados. Por supuesto, a pesar de mis resposabilidades, ayudaré en lo que haga falta.

Alberu era alguien que se adaptaba rápido a la situación. Entendió rápidamente que ellos necesitaban de alguien que cuidara de Cale. Observando sus rostros pálidos y cansados, comprendió que aún si pudieran solo traer a los vampiros desde Endable, tomarían un tiempo para descansar. Después preguntaría los detalles, se trataba de su hermanito y sus queridos amigos, no podía dejarlos solos.

Aliviado, Ron torció su sonrisa.

—Lo enviaremos en un rato.

—Prepararé todo. — Seguramente, sus sombras, quienes escucharon la conversación, ya se estaban moviendo. Estaba por colgar cuando Ron lo detuvo.

—Alteza—, llamó con seriedad. — Tenga cuidado.

Las palabras de Ron le dieron un ominoso presentimiento.

—… Lo tendré. Descuiden, pueden ir a Endable con tranquilidad. —Plantó una sonrisa brillante en su rostro. — Seré un buen hyung.

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Tal fue lo dicho, Cale llegó al palacio y rápidamente se encontró acomodado en la habitación contigüa a la de Alberu. Normalmente, aquella sería la habitación de la reina, pero él no tenía una y se había comprometido a cuidar bien de su hermanito.

En fin, al que le importara que fuera a decírselo a la cara directamente; ese sería su castillo con inservibles centenares de habitaciones, dispondría como quisiera de ellas.

—¡Dosaegn! ¿Estás cómodo?

Cale suspiró.

—Me duele la cabeza.

Divertido, Alberu se sentó a su lado.

—No estarás diciendo que mi voz te hace doler la cabeza, ¿o sí?

—…— La mirada de Cale recorrió su persona de arriba a abajo. — ¿Cómo podría decir eso de su alteza, el sol que brilla sobre nuestro glorioso reino?

Alberu sonrió y soltó una pequeña carcajada.

—¡Vaya, parece que estás bien! Siendo así podrías ayudarme con el papeleo, tengo muchas cosas de las que puedes encargarte.

—Tch. — ¿Papeleo? ¿Montañas y montañas de papeleo? Cale suspiró. — Me temo que estoy cansado, no me atrevería. Los asuntos del palacio requieren el cien por ciento mis capacidades.

—Hoo, ya veo. — Decidiendo no molestar más al enfermo, Alberu dio un golpecito a los brazos de la silla y se puso de pie. — Bueno, muy bien, entonces te dejaré descansar. Ya he oído que algo extraño pasa contigo así que dejaré unos cuantos guardias alrededor, espero que no te moleste.

Acomodándose en la cama, Cale levantó la mano y le restó importancia con un gesto. Él solo quería dormir. Viendo esto, el príncipe asintió sonriente. En ocasiones su hermanito actuaba como un mimado.

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La tarde siguió con lentitud. Entre reuniones, cortos paseos para estirar las piernas y mucha concentración, Alberu fortaleció su cerebro a punta de los usuales problemas complejos del reino. Estaba tan acostumbrado que ya casi no tenía dolores de cabeza… De hecho, hacía un tiempo que tomó cartas en el asunto de su estrés, Tasha no había sido amable cuando le dijo que perdería hasta el último cabello y se convertiría en un Rey calvo.

Supo que la cosa era en serio cuando notó primero un par de cabellos en su almohada, lo que pronto se convirtió en una manotada.

Lejos estaba de saber la verdad, aquellos fueron esfuerzos de la tribu de los elfos oscuros para hacerlo caer en cuenta de que debía cuidarse más. Eso sí, fue una jugada muy efectiva. Ahora los horarios de relajación eran sagrados, al igual que sus horas de sueño.

Aquella noche no fue distinto.

El príncipe comenzó su rutina a las seis en punto. Tomó un corto baño; se perfumó con algunos aceites, cremas y demás productos obsequiados por su tía; escogió su pijama de lino y luego de mirar hacia el cielo nocturno tomando té, se recostó en la cama que mandó hacer a su medida. Tan cómoda que se sentía rodeado de nubes, donde dormitaban los angelitos en el mundo de Cale.

Se había vuelto un poco obsesivo con eso del sueño, no podía descansar cómodamente hasta que tuviera su antifaz y todo estuviera perfectamente en su lugar.

—“¿Cómo lo estará haciendo Cale?” —, pensó fugazmente antes de limpiar su psique con un “Seguro está bien”. Entonces procedió a tomar rumbo a la ciudad de los sueños.

Era una noche perfecta.

De no ser por el agudo dolor que lo despertó unas horas después.

—“¡Me están matando!”. — Hace mucho que no sufría de un intento de asesinato, extrañamente se sintió sin fuerzas, a pesar de que puso todo su empeño en deshacerse de quien atacaba su cuello.

¿Quién?¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Estarían bien los guardias? ¿Su tía? ¿Cale?

Empezó a quedarse sin consciencia, pero en ese justo momento el agarre se liberó.

—Gah, haa…

Escuchó los quejidos de su agresor.

¿Alguien vino a socorrerlo?

Luchó por entreabrir los ojos y allí se encontró con él.

—¿Cale?

Aunque era de noche, los halos de luz provenientes de la luna llena se colaban a través de los ventanales de la habitación, permitiéndole notar aquel cabello rojizo. Su hermano jurado jadeaba como si hubiera corrido una maratón, la zona de su boca cubierta de líquido rojizo.

Sin embargo, fue al ver sus ojos rojos brillando sobrenaturalmente que la nuca del cuarto elfo oscuro se puso fría.

—¡Mierda! — No tuvo más tiempo para analizarlo, con una rapidez sobrehumana, Cale se le abalanzó. Por suerte, él tampoco era del todo un humano. Usó las cobijas como una distracción y se alejó rápidamente. Buscó a Taerang, su fiel amigo, por todos lados, mas no lo encontró.

Al mirar la postura encorvada y fuera de sí de Cale, Alberu pensó que esto de verdad se estaba convirtiendo en una historia de terror. Vestido con su habitual ropa de noble, realmente parecía un viejo vamppiro sacado directamente de la tumba.

—¡Espera! ¡Cale, reacciona! — Elevó la voz, no solo buscando que volviera a sus cabales; sino también, alertar a los guardias que lo custodiaban. Cuál fuera su suerte que a pesar de su llamado, nadie acudió.

Atacado por el dolor de su cuello, notó que la sangre fluía a borbotones, su pijama estaba manchado por todos lados de aquel torrente rojizo.

—Tsk… Carajo. — Se cubrió la herida sin quitarle la vista al vampiro, quien permaneció inmóvil mirándolo con la cabeza de costado, dejando que los mechones de cabello rojizo cruzaran por su rostro sin cubrir aquellos espeluznantes irises brillando con vida propia.

Entonces una espeluznante sonrisa, como nunca había visto, cruzó por su rostro. Parecía un demonio estafador.

—La sangre de la luz del reino es la mejor.

Se acercó tan rápido que Alberu casi no tuvo tiempo de reaccionar, usando su mana negro alzó una barrera entre él y el vampiro. Luego, jadeando por el esfuerzo, se retiró su collar para poder usar sus poderes debidamente. Cale lo miraba desde el otro lado con las manos tocando la barrera.

—Estás loco.

Cale nuevamente sonrió.

—… Como se esperaba de su alteza, tanto como la sangre como el mana suyos son exquisitos y de primera calidad.

Boquiabierto, Alberu lo miró con cierto asco. Extrañaba mucho al Cale habitual.

—Tsk… Prefiero que me beses el trasero. — Materializando un martillo de mana en el aire, Alberu elevó la mano y dejó que cayera certeramente sobre la cabeza de Cale. Un solo golpe hizo que el héroe de Roan se desmayara.

--

A la mañana siguiente, el grupo de Cale llegó al palacio en compañía de Fredo, el ahora Rey vampiro y de Endable. Por suerte, las ansias de curar a Cale fueron más que las de tomar un descanso. Se reunieron junto con Alberu en la sala privada de siempre.

—Oh, bienvenidos. — El príncipe se puso de pie para recibirlos, dejó de lado el té para los nervios que consumía momentos antes.

—¡Buen día!

Tras las voces contentas de los niños y los saludos de los presentes, Ron se adelantó.

—Buenos días, alteza. — Llevando su mirada hacia las vendas que cubrían el cuello del príncipe, Ron elevó una ceja. — ¿Cómo estuvo su noche?

—… Divertida—, respondió sonriendo insípidamente. Quién iba a decir que un Cale desequilibrado y vampírico podría tanto noquear, como aislar toda su red principal de seguridad… Solo de pensarlo le daba repelúz.

Invitándolos a sentarse, Alberu se apartó, dejando ver en una esquina a Cale Henituse atado a una silla.

—¡Humano!

—¡Cale!

Cale no despertó ni ante la voz chillona de Raon, On y Hong. En vez de eso, el ceño en su rostro se constriñó.

—Tuvimos que sedarlo con magia, estaba un poco… Inquieto. — Por no decir que lo mordió cuatro veces más mientras lo contenían.

Fredo cruzó desde atrás y tomó la mano de Alberu con mucho entusiasmo.

—¡Hola, príncipe Alberu! ¡Vine a ver a mi hijo! ¡Es un honor hablar con una persona tan notable y sabia de nuevo! ¿Cómo se encuentra? — La lengua de Fredo, sin duda similar a la de Cale, prácticamente limpió el suelo para que Alberu lo pisara.

—Bien… ¿Puede hecharle un vistazo a su condición? — Después de los problemas que tuvo y no poder pegar un ojo, Alberu no estaba de humor para tratar con los elogios, menos aún sabiendo que la otra persona era vampiro. Lidiar con Cale ayudó a que desarrollara un extraño temor hacia ellos.

Viendo más allá de lo que estaba en la superficie, los ojos de Fredo se estrecharon y sin soltar la mano del príncipe, se acercó a su oído con cierta picardía.

—No puede ser… ¿Cómo es posible que mi yerno me tenga miedo?

—… Corta esto, ¿quieres? —, respondió el rubio usando misma voz baja que el vampiro.

Soltando una carcajada, Fredo palmeó el hombro del príncipe.

—¡Por supuesto! ¡Como se esperaba de mi otro hijo! —Se detuvo un momento. — Recuerda que si van a casarse debes pedir permiso primero.

Mientras Alberu le devolvía una seca mirada, el vampiro miró hacia donde Cale.

—¡Oh, mi bebé! ¡¿Tu hermano mayor fue malo contigo?! — Luego se dirigió hacia el susodicho, cuyo entrecejo se frunció aún más entre sueños.

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Tras una corta examinación, Fredo se acomodó en la silla, tomando té con mucha elegancia.

—No sé por qué pasó esto.

Los presentes decayeron su ánimo de inmediato.

—Tsk. Entonces fue inútil ir hasta Endable a buscarte. — La palabras del dragón dorado fueron duras, pero Fredo no se molestó.

—No me refería a eso, Eruhaben-nim. Efectivamente mi hijo es un convertido, desconozco las causas, pero sé cómo revertirlo.

—¿Cómo?

—Necesita mana oscuro.

El dragón volvió a fruncir el ceño.

—Cale sigue siendo humano, morirá si le administramos ese tipo de mana.

Fredo asintió calmado, dándole la razón.

—Exactamente.

—Tsk. — El dragón decidió que no quería seguir hablando con ese irritante vampiro. Giró el rostro dignamente hacia la pared, cruzándose de brazos y piernas.

—Entonces, ¿cómo le damos el mana negro? —, preguntó Choi Han.

Fredo elevó la mirada y lo meditó por unos segundos. Tras dejar la taza en su lugar, desapareció de su sitio y apareció junto a Cale.

—Por lo que se ve, es un tipo de vampirismo por contagio. — Examinando con cuidado el rostro del héroe dormido, Fredo levantó sus llabios para observar los colmillos. — Como un virus y a la vez como una especie de parásito. Es un tipo de vampirismo muy agresivo, prácticamente Cale vive para alimentar el virus, por eso no tiene consciencia al atacar a los demás. Qué bueno que no se salió de control.

Los presentes giraron su vista hacia él sin emoción, en sus mentes solo había un pensamiento, si que sus cuellos resultaran heridos no era nada de lo que podría pasar si las cosas estuvieran fuera de control, estaban lo suficientemente agradecidos.

—Con que beba sangre de un vampiro real bastará. — Chasqueó los dedos frente a él un par de veces y cuando este daba señas de despertarse, Fredo mordió su muñeca y dejó que la sangre corriera frente a Cale.

Atraído por el olor, Cale se acercó la fuente se sangre y puso su boca sobre la herida. Viendo aquello, Eruhaben alcanzó a los niños y les cubrió los ojos.

—¿No puedes hacer eso en otro lado? —, preguntó con desagrado. A pesar de que los infantes querían ver, no quisieron llevar la contraria a su abuelo quien se escuchaba tan molesto.

El vampiro, en cambio, poco temía a su muerte y se rió.

—Siempre ha sido un sueño mío amamantar a mi hijo.

—Tch. Niños, cierren los ojos y vámonos.

—¡Pero abuelo! — A pesar de que tenían los ojos cerrados como les fue pedido, de todas maneras replicaron.

—Beacrox les hará algo delicioso mientras el joven maestro se mejora. — Decaídos, On, Hong y Raon ya no replicaron más; sus abuelos estaban de acuerdo, por tanto no había escapatoria. Además, que Beacrox les preparara algo especial siempre era una gran tentación, lo mejor era no desaprovechar la oportunidad; la dieta del chef era muy estricta pues habpía decidido que los niños comían demasiados dulces.

Ron también miró hacia Fredo después de que Beacrox se retirara con los niños.

—¿Le muestras porquerías a los niños?

—¿Porquerías? Es algo perfectamente normal, patriarca-nim. — La sonrisa de Fredo era auténtica. — Es mejor enseñarles del mundo cuando son pequeños.

—Absténgase a la próxima de ser tan explícito, por favor. — Decidido a cuidar de la educación de sus preciosos primeros nietos, Ron no dio el brazo a torcer. La sonrisa amable de sus labios no llegó a sus ojos.

—Tsk. Vampiro bastardo.

Fredo no respondió al comentario que dejó en el aire Eruhaben, sino que miró a su hijo, quien poco a poco retomó el color.

—La sangre de vampiro funciona como un antídoto porque mata las células del virus vampírico. Por eso es más conocida como la enfermedad del falso vampiro.

Efectivamente, Cale pareció recuperarse y pronto recobró el sentido, alejándose del abrazo de Fredo.

—¿Dónde estoy? — Al ver los irises amatista del hombre, un escalofrío recorrió la espalda del héroe de Roan. Recién se despertaba y ya tenía una persona complicada en frente.

—Hola, hijito.

—Tsk. — Apartándose de aquel señor de la noche, Cale observó a su alrededor. Todos lo miraban con alivio.

—¿Hyung? — Mas él ignoró al resto y se dirigió hacia Alberu, quien sintió escalofríos.

—Dosaegn, ¿ya estás bien? — A pesar de su sonrisa, el príncipe lucía cohibido.

—¿Cale-nim?— Si algo había aprendido al estar tantos años encerrado en el Bosque de la Oscuridad era a distinguir una situación peligrosa. Choi Han advirtió la fijación del pelirrojo sobre su aprendiz y se puso en frente de él.

—...— Frunciendo el ceño, Cale bajó la mirada. — Estoy mareado y… Me sabe a mierda la boca.

Eruhaben y Ron se miraron, en silencio se dieron cuenta de que al parecer este no había sido el fin del asunto como aseguraba Fredo.

—H-hijo…— El vampiro se inclinó sobre su hijo con cierta preocupación. — Te dí de mi sangre, no dijiste en serio que sabe a mierda, ¿cierto?

—No, sabe a mierda. — Cale ni siquiera se lo pensó.

Un puchero surgió en la boca del antigüo vampiro.

—Estás aprendiendo todo tipo de barbaridades con tus otros padres.

Irguiéndose, Fredo escudriñó el semblante de su hijo, posando sus largas uñas sobre su barbilla.

—Hmm…— En los ojos de Fredo había seriedad. — Parece que no ha funcionado del todo.

—¿Qué quieres decir?

Ante la pregunta de Eruhaben, el vampiro no respondió, en cambio, prestó atención a cómo la mirada de Cale se desviaba hacia Alberu cada vez que tenía oportunidad. Podía sentir el olor de un ente nocturno sobre la humanidad de Cale.

—Un vampiro convertido no es lo mismo que un híbrido. — Comenzó a explicar en medio de su examinación. — La enfermedad solo busca un huésped para poder alimentarse, mientras absorbe la vitalidad del paciente poco a poco. Mientras, encontrará la forma de absorber la vitalidad de otros y si hay mana oscuro, mejor. En realidad, carece del mana que tenemos nosotros.

—¿Un parásito? — Cale miró a los ojos de Fredo, recordaba ligeramente sus clases de biología. El vampiro acababa de describir una relación así.

Fredo sonrió.

—Y parece que haz elegido la presa perfecta. — Apartándose dejó que Choi Han y Alberu aparecieran en su vista. — Un ser tanto con la vitalidad de un humano como el mana oscuro de un elfo.

Se hizo evidente. La miradas se posaron en Alberu.

—¿Y-yo? — El cuarto elfo oscuro tragó saliva disimuladamente.

—Sí, su alteza. ¡Qué bueno! Así es más fácil obtener su colaboración.

—¿Qué? — Alberu se escondió un poco más detrás de Choi Han. ¿Por qué se escuchaba tan siniestro?

—Cale no puede comer nada excepto sangre. Necesita comer algo para mantenerse vivo, —respondió Fredo posando sus manos sobre los hombros del susodicho.

—Acabas de decir que eso fortalece la enfermedad.

—… Piénselo así, Eruhaben-nim: Todavía se necesita de un cuerpo para poder absorber los nutrientes, el parásito alimenta a Cale y por medio de él se alimenta. Como si engordara un cerdito, después se lo comerá.

La solución era “fácil”, Alberu dejaba que Cale tomara de su sangre mientras usaban la sangre de Fredo como medicina. Según el pronóstico, Cale volvería a la normalidad después de unos tres días por mucho.

<<—Será rata comida>>.

Aún podía recordar el gesto cínico de Fredo cuando le dijo aquello y lo nombró el guardián de Cale en lo que duraba la enfermedad. Tenía que darle de su sangre cada vez que tuviera hambre para así evitar que enloqueciera. Así fue como se pusieron de acuerdo para someterlo a una pijamada con su hermano jurado.

Incluso su instructor se había ido cuando le pidió ayuda. Solo le obsequió una sonrisa y un “Estarás bien”, antes de irse.

—Tsk. — Alberu chasqueó la lengua. ¿Por qué si era tan “fácil”, resultaba tan difícil?

Dosaegn… El pequeño murmullo disgustado del príncipe en su forma de elfo llamó su atención, haciéndole levantar la mirada. ¿No lo vas a hacer?

Era una situación seria en la que incluso la vida de una persona corría peligro; el tono de Alberu lo demostraba, quien, a pesar de su incomodidad, estaba dispuesto a ofrecerse para salvar el escenario.

Sin embargo, algo en el rostro serio del cuarto elfo oscuro hizo que las comisuras en los labios de Cale subieran. Oh, como siempre el sol siempre brillará, su alteza, estoy tan halagado por su buena disposición que no sé si este humilde servidor pueda ser capaz de tomar tanto…

…Oye…— El fino entrecejo de Alberu comenzó a mostrar tantas arrugas como su ira le permitía, el problema era que con aquel despliegue de emociones, la vergüenza y la expectación hallaron un lugar por el cual colarse.  Antes de que pudiese detener el torrente de emociones, aquel que había nombrado comandante de Roan, bajó su cabeza elegantemente y siguió con su monólogo.

—Aún así, quién soy yo para desperdiciar los esfuerzos de la realeza. Muchas gracias, majestad, estoy tan agradecido. —Luego comenzó a acercarse peligrosamente a su querido hermano.

—O-oye, espera, ahora que lo pienso, podemos encontrar otra manera-

—Gracias, majestad. — Entonces las cosas sucedieron tal y como Cale acostumbraba hacerlas, sin anestesia.



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