Después de un hecho tan
vergonzoso, tanto Cale como Alberu, ninguno de los dos sabía cómo actuar.
El héroe de Roan, por su
parte se cubrió el rostro y luego de un rato en blanco se recostó. Como si una
nube gris despejara el paisaje, recordaba lo que había sucedido. La sensación
era similar a estar distraído, mientras alguien más movía su cuerpo.
·
Cale, tienes que
disculparte.
·
¡Claro que sí!
¡¿No viste la cara del príncipe?! ¡Dios, pobrecito!
·
Creo que no se lo
esperaba.
·
Mierda, ni yo me
esperaba eso.
Cale suspiró largamente. La
roca, el fuego, el viento y el agua, parecía ser que los demás poderes
ancestrales estaban demasiado apenados como para manifestarse.
Volvió a suspirar. Tenían
razón, aunque fuera culpa del vampirismo, no lo libraba de la responsabilidad.
En su mente apareció de nuevo
el vistazo del cuerpo ajeno cubierto de mordidas, especialmente en lugares poco
pudorosos.
—Debió dolerle—,
murmuró para sí mismo. Era un poco inquietante ver como manaba un poco sangre
de las heridas más recientes. Con más veras debía apresurarse.
Echo un vistazo
al lateral. Alberu llevaba encerrado un rato en el baño, a juzgar por cómo
había un eterno silencio, quizá estaba aún más desconcertado que él.
—Haa…— Sentándose
en la cama volvió a observar en dirección del baño y tras peinarse un poco para
liberar ansiedad, se acercó con cautela.
Toc.
—¿Hyung? —
Escuchó un pequeño ajetreo y nuevamente silencio.
Quizá detrás de
esa madera preciosa había un Alberu completamente asustado y sonrojado. Era
curioso cómo a pesar de la luz tenue de los candiles, podía ver a la perfección
el tono rojizo de su rostro y sus orejas picudas.
De hecho, se veía
algo… Lindo.
Frunció el ceño
ante el extraño pensamiento. No negara la belleza de Alberu o lo bien que se
veían en general las criaturas místicas que eran los elfos oscuros; además de
otras que había conocido que se veían especialmente bien. Solo… Fue extraño
porque nunca se había puesto a pensarlo detenidamente con respecto a su hermano
jurado.
—“Igualmente,
<<lindo>> no es una palabra que debería usar para un hombre adulto
a quien le digo Hyung”.
·
… Bueno, es
cierto que las otras especies poseen una increíble belleza. Los dragones son
muy llamativos.
·
Sí… Cale… Tú…
Esos pensamientos…
El fuego tenía razón,
Eruhaben en su forma humana resaltaba mucho; sin embargo, no entendió el
balbuceo del fuego. En fin, tampoco es que fuera a poner especial esfuerzo en
él ahora mismo.
Toc.
—Su alteza,
discúlpame. No quise hacerlo. — Cambió su tono a propósito, quizá así Alberu se
sentiría más complacido y daría lugar a sus disculpas. — Su alteza-
La puerta se
abrió de repente y un Alberu rubio lo miró con el ceño fruncido. En esa forma,
el rubor de sus mejillas resaltaba mucho más. Sus irises azulinos lo
escudriñaron desde la coronilla hasta sus pies.
—Prefiero que me
digas Hyung. — Entrecerrando los ojos dejó ver un poco del reproche que le
guardaba. Después de haber sido molestado de esa manera cuando su Dosaegn
estaba fuera de sus sentidos, ahora no podía evitar asociarlo con eso.
Cale asintió y
elevó las manos en son de paz. No pensaba llevarle la contraria después de
agredirlo.
—Hyung, ¿me
perdonas?
Tras meditarlo
brevemente Alberu suspiró.
—Sé que no lo
hiciste a propósito.
—… ¿Estás bien?
Un escalofrío
estremeció la columna de Alberu, pero lo disimuló lo mejor que pudo.
—Sí, solo estoy
cansado.
—…—El pelirrojo
guardó silencio, prestando atención al príncipe, quien pasó por su lado hacia
la cama; su plan parecía ser ignorarlo todo como si no hubiera sucedido. Incluso
volvió a su usual apariencia falsa, quizá con la esperanza de no sentirse
vulnerable.
—“Suena como algo
que pensaría”. — Después de todo Alberu vivía escondiéndose, debajo de una
máscara de perfección.
De alguna manera,
notar ese hecho creó una leve molestia en el corazón de Cale. ¿Significaba que
ya no confiaba tanto en él?
·
Vaya…
Estás siendo muy rápido para comprender el corazón de los demás, usualmente
eres muy denso.
·
¿Creciste,
niño?
No respondió a
los comentarios de la ladrona ni a la burlona pregunta del fuego.
·
Cale…
Solo es denso con sus propios sentimientos.
Super Rock
también se unió al debate, pero aunque sonara como una ayuda, preferiría que no
lo hubiera hecho.
Ignoró las voces
que aún comentaban en el fondo de su cabeza y se acercó a espaldas del príncipe.
—Hyung…
Alberu, quien
estaba arreglando un poco las sábanas de la cama para poder dormir inspiró
profundamente.
—¿Sí?
—Estás cubierto
de sangre.
—…¡¿Qué?!
Mientras Alberu observaba
por todo situó fútilmente, el héroe de Roan se acercó y jaló del cuello de su
pijama. Desde esa posición podía observar la perfecta mordida dibujada en su
cuello y las rojeces dejadas por sus labios que se pronunciaban aún más debido
a la palidez de su piel; vio un buen vistazo del camino que hacían estas marcas
hasta la parte baja de su espalda.
Vio de nuevo esa
expresión inmensamente sonrojada, sorprendida y avergonzada de su hyung; a la
par que él giraba la cabeza en su dirección.
—Aquí. — Lo soltó
y señaló su propio cuello. — Está manchado de sangre.
Boquiabierto,
Alberu bajó la mirada y constató que allí donde fue mordido, la sangre salpicó
la tela de su pijama favorito.
—Tsk.
—En toda tu
espalda también. — Tocó levemente los puntos en donde se veían estas manchas,
para indicarle. —Será mejor que te cambies.
Alberu lo observó
con un poco más de tranquilidad.
—Ya veo.
De alguna manera
seguía dudoso del comportamiento de Cale; aquellos leves toques en su espalda
persistían con cierto calor.
Consiente de la cautela
del príncipe, Cale dio la vuelta a la cama y sacó un cambio de ropa de su
bolsillo espacial. Dándole la espalda, explicó:
—Yo también.
Alberu observó
detenidamente como el pelirrojo comenzaba quitándose la camisa sin miramientos.
Cuando pudo dar un vistazo de los músculos cincelados de su hermano jurado, el
rubio también apartó la vista y se dirigió a su armario.
Mientras
alcanzaba la manija del mueble se tomó un momento. Inspiró profundamente y dejó
que su frente descansara sobre la madera. Ya había visto alguna que otra vez la
espalda de Cale, o su hombros, incluso todo; bien fuera por la ropa que usaba o
por alguna otra situación casual. Pero solo en este momento se puso tan
nervioso.
—“Concéntrate”. —
Abrió el armario y él también sacó una muda nueva de ropa. Con ella en mano observó
el camino hacia el baño.
—“Cale ni
siquiera está mirando”. — Sin perder tiempo, él también se sacó la camisa. — “Además,
somos hombres y… Es mi hermano jurado”.
El simple hecho
de cambiarse en otro lugar significaría aceptar que algo estaba cambiando entre
ellos. ¿Tan débil era su relación como para ceder ante un pequeño malentendido?
Alberu se negaba
a creerlo.
—“… Estoy
demasiado cansado…”.— Dejaría esas cuestiones para el sol de la mañana.
Por su parte,
Cale dio un furtivo vistazo en la dirección opuesta. En efecto, la espalda
ligeramente más tonificada y ancha que la suya estaba plagada de marcas que se perdían
bajo su pantalón. Mas no necesitaba ver más, pues lo tenía todo en sus
recuerdos.
Sostenía entre
sus manos la camisa que se quitó; estaba impoluta. Aún así se puso una camisa
nueva.
—Hyung. Tus
pantalones también.
La respuesta fue
tardía.
—… Ya veo.
Siguiendo con lo
suyo, Cale dio paz a su hermano y se mantuvo en silencio. Acarició la zona
izquierda de su pecho.
Podía sentir el calor leve, producto de una burbujeante emoción que subía por su estómago.
Un rato después,
ambos se encontraron en su respectiva esquina de la cama, pero ninguno podía
dormir. Alberu especialmente, quien sufría de insomnio debido al estrés de su
día a día.
—“Tendré que
tomar la medicina para dormir”. — El médico le prohibió utilizarla en
situaciones que no fueran una emergencia, pues era peligroso que se volviera
dependiente.
—“Sin embargo,
esta es una emergencia”. — Se irguió con un suspiro y comenzó a buscar en su
bolsillo espacial.
—… Hyung, ¿estás
bien?
Al escuchar de
nuevo la voz de Cale, sintió ganas de suspirar.
—Estoy bien, solo
olvidé tomar mi medicina—, respondió echando un vistazo a su espalda.
—Ya veo.
Volvió la mirada
a los ítems de su bolsillo y extrajo su medicina, cuando estaba a punto de
tomársela de nuevo fue interrumpido:
—¿Tienes
problemas para dormir?
Alberu se giró
esta vez, encontrándose con la mirada de su hermano jurado, quién se dio vuelta
en algún punto.
Frunció el ceño.
—¿Tampoco puedes
dormir?
—“¿… Después de
lo que me hiciste?”. — Por supuesto, no dijo eso porque ya no era hora de tener
más problemas. Le dolía la cabeza lo suficiente.
Cale asintió,
acariciando las arrugas en su entrecejo.
—Mi mente no se
calla. — Los poderes antiguos por alguna razón estaban más inquietos que nunca,
hablándole de absolutamente cualquier cosa que se les ocurriera. — Siento como
si hubiera tomado un barril de café.
—Entiendo esa
sensación. — Aunque por razones diferentes. El príncipe también comenzaba a
sentir que su cabeza iba a explotar. Sacó una píldora más y usando sus poderes
trajo un vaso desde el lado contrario de la habitación, llenándolo de agua. — Aunque
me siento cansado, no puedo dormir.
Le tendió el vaso
a Cale, quien se sentó y recibió la ayuda.
—¿Tomas esto frecuentemente?
Alberu se llevó
la píldora a la boca y luego bebió agua con rapidez.
—Solo para
emergencias.
El héroe de Roan
asintió e hizo lo propio, cediéndole el vaso después.
—No sabía que el
sol de nuestro reino tiene tan poca energía y puede cansarse rápidamente.
El príncipe se detuvo
en seco y lo miró de inmediato, poniéndose de pie cual resorte. Mas al ver el
rostro de Cale, solo había una sutil sonrisa dibujada en él.
—Tsk. — Dejó los
vasos sobre la mesa y se peinó el cabello hacia atrás con la mano en la
cintura.
—Siendo la
persona más capaz del reino no lo hubiera creído.
Alberu se masajeó
el rostro con hastío. Subió a la cama para posar sus manos sobre los hombros de
Cale.
—Querido
hermanito, ¿no estás demasiado hablador hoy? ¿No estás cansado? Mañana hay
mucho trabajo, ¿por qué no descansamos ahora?
Al ver el rostro
sonriente de Alberu, que escondía con dificultad su ira, Cale supo que quizá
había jugado demasiado.
--
En efecto, esa
mañana tuvo que levantarse muy temprano a organizar papeles y firmar
documentos. Los sirvientes habían traído una mesa adicional al despacho de
Alberu, en donde él estaba ubicado en ese momento y desde donde podía observar
el rostro concentrado del próximo Rey.
—Lleva esto a la
oficina del Conde. — Alberu alcanzó un fajo de hojas y se lo dio a su mano
derecha, un elfo camuflado quien asintió y partió rápidamente.
En ese corto
movimiento, fue posible para Cale ver un poco de la mordida que dejó en la nuca
de su hermano la noche anterior.
—Ha…—
Golpeó su dedo sobre la mesa reiteradas veces y se cubrió el rostro con la
otra.
¿Cómo se había vuelto así? ¿Era por estar infectado con el
virus vampírico?
Observó el reloj en la pared del frente. Faltaba una hora para las diez de la mañana, momento
en el que Fredo dijo que vendría para que tomara su medicina.
Pero, se sentía
increíblemente impaciente y estresado entre esas pilas de documentos.
—“Tendré que
preguntar si esto es normal”. — Aunque francamente, ¿qué era normal en este
mundo o en esta situación?
Mientras estaba pensando
en ello, la puerta se abrió.
—¡Cale-nim! —
Choi Han entró llamándolo con su alegre sonrisa. Al verlo acercarse Cale
comenzó a sentirse más relajado por alguna razón.
En su camino Choi
Han asintió levemente hacia Alberu, a lo que este le devolvió el saludo.
—¿Viniste,
instructor-nim?
—¿Cómo va todo,
su alteza? — Poniéndose junto a Cale, el espadachín tocó levemente la frente
del héroe de Roan.
—¿Fue una noche
difícil?
Alberu lo miró
con cansancio y desvió la mirada.
—Haa… Nada que no
pueda soportar. — Cale no pudo evitar alzar una ceja ante su desdén.
—¡Ohh! ¡Eso es
bueno! — A diferencia de la última vez, el espadachín parecía haber vuelto a su
energía usual. — ¡Seguramente no estaba pensando en saltarse el entrenamiento
de hoy!
Entrenamiento.
Nada más escuchar esa sutil palabra hizo que una gota de sudor bajara
atravesara desde su nuca hacia abajo, hasta…
—Por supuesto que
no. — La actuación del príncipe fue muy convincente. Incluso les obsequió una
sonrisa.
—¿Oh, sí? — El
espadachín coreano miró hacia el reloj. — Ya casi es la hora.
Levantándose de
inmediato Alberu sonrió aún más, ocultando su flaqueza.
—Estaré listo
cuanto antes. — La verdad es que no pudo descansar nada bien y después de ser
atacado, su cuerpo se sentía muy pesado. —Veámonos en el campo de
entrenamiento.
Ante el fugaz pensamiento de la noche anterior, echó un
pequeño vistazo a su hermano jurado y luego se marchó.
—Hmm…— Fue tan
sutil, pero Cale aún pudo ver el sonrojo en las mejillas del príncipe. Le recordó
a ese momento en el que recobró el sentido y vio su rostro avergonzado, seguido
de su espalda plagada de mordidas.
— “¿Pensó también
en eso?”. — Viendo como actuaba tan normalmente, por un momento creyó que lo
estaba llevando muy bien; sin embargo, parecía tener tanta dificultad como él
mismo.
Tap. Tap. Tap.
—Cale-nim, ¿estás
preocupado por algo? — Agachado a su lado, el espadachín coreano miró su rostro
de cerca. Notándolo recién, Cale apartó su rostro, su corazón había dado un brinco;
aunque con el tiempo sus amigos tenían cada vez menor sentido del espacio
personal, aún no se acostumbraba.
—No es nada.
Fredo debe estar por llegar, yo también tendré que prepararme. — Se levantó del
otro lado de la mesa. Lo mejor sería dejar de lado los problemas de la noche
anterior, en ese momento tenía otros con los que lidiar.
Inmóvil en su
sitio, Choi Han parecía estar analizándolo. La verdad es que él era muy
inteligente; si no quería ser descubierto y morir de la vergüenza, debía
alejarlo de cualquier sospecha.
—¿Vamos?
—¡Sí! —
Ofreciéndole una hermosa sonrisa, el espadachín lo siguió.
--
Esa noche,
tuvieron que dormir juntos nuevamente.
—Hu…— Cansado,
Alberu se sentó en su sillón, casi desplomándose en él. Fue un día pesado, más
que todo por la forma en la que inició; Choi Han le hizo pasar un momento
difícil esa mañana.
—“Si se dio
cuenta de que estaba cansado pudo ser un poco más suave”. — De hecho, parecía
que tras darse cuenta de su debilidad se volvió aún peor.
Liberando los
botones de su chaqueta, suspiró profundamente.
—Nuestro sol
brilla notablemente incluso así. ¿Fue un entrenamiento duro?
Por un momento
casi se olvidó de esta persona problemática con la que aún tenía que tratar.
Echó un leve vistazo hacia Cale, quien entraba a sus habitaciones y comenzaba a
servir té él mismo, tomando galletas de su colección privada.
—Ja…—Era incluso
ridículo. Bueno, era propio de Cale andar tan campante como si no fuera un
desastre caminante.
—¿Qué es
gracioso, su alteza?
—…— Ni siquiera
podía quedarse tranquilo cuando ahora las cosas estaban en calma. Mientras el
sospesaba qué decir, Cale dejó una taza frente a él y se sentó con la pierna
cruzada, esperando su respuesta.
Se peinó hacia
atrás y decidió que lo mejor era hacer lo que siempre hacía: relajarse y ver
cómo iban las cosas.
—¿Puedes decirme
de nuevo cómo diablos terminaste enfermo?
El pelirrojo dejó
su taza, elevando una ceja; luego suspiró.
—Solo fui a dar
un paseo y terminó así.
—… ¡Jajaj!
Hermanito… ¿En serio no estás maldito? Deberías poner atención.
Viéndolo sonreír,
Cale también se recostó en el espaldar y le devolvió la sonrisa.
—¿Tú crees?
Alberu alcanzó su
té y se rio entre dientes.
—“Bastardo
idiota”. — Movió la cabeza de lado a lado, su hermano menor no tenía remedio;
aunque era tan cínico, siempre estaba metido en las grandes ligas.
—Yo creo que hay
alguien con peor suerte que la mía, ¿no lo cree, su alteza?
El susodicho dejó
la taza a un lado, casi escupe su té. Echó una mirada resentida hacia él, antes
de mirar hacia un costado con indiferencia.
—… ¿Existe
alguien con peor suerte que la tuya?
—Hyung…— Parecía
tanto que lo llamaba como que estaba respondiendo a su pregunta.
Ambos se miraron
en silencio.
—Ha…— Suspiraron
al viento, desviando la mirada mientras se reían de su suerte.
—Deberíamos
apresurarlo hoy para terminar con esto.
Ante la
sugerencia del héroe de Roan, Alberu acarició su frente con cansancio. Estaba
bien con el tema de la sangre, ya lo había aceptado, simplemente no podía
olvidarlo; pero qué pasa con el resto de mordidas y la integridad de su cuerpo.
Un ligero
estremecimiento cruzó su espalda al recordar la sensación de los labios ajenos
recorriendo el sendero hasta sus nalgas. Entendía que Cale estuviera en una
especie de trance; sin embargo, eso no lo liberaba de la preocupación.
¿Qué tal si esta
vez se le iba la mano de nuevo y la cosa no terminaba en un par de mordidas?
—Tsk. — Se
acarició el rostro. Era vergonzoso que lo pensara, pero aún más la posibilidad
de que podría hacerse realidad.
—Hyung… Lo siento
por…
Volvieron a
chocar sus ojos e igual que antes desviaron la mirada.
—Haa…
Después de unos
segundos en silencio, Cale volvió a intentarlo:
—Debería tener
más cuidado la próxima vez. — Claro, no quería decir que deseara una próxima
vez, simplemente era un hecho que podía suceder.
Alberu cerró los
ojos y apretó el puño.
—“Si lo dices en
voz alta es más vergonzoso”.
—Haaaa…— Cual de
los dos más agobiado, ambos exhalaron un largo suspiro.
Después de un
extenso silencio, Alberu se estiró en su asiento y alcanzó la taza vacía, junto
a la de su hermano jurado, dirigiéndose al espacio de su armario destinado para
ellas. Mientras lavaba las tazas con su mana, un pensamiento curioso voló
ligeramente por su mente.
Una pequeña risa
irónica salió de su boca, llamando la atención de Cale.
—No es como si te
pudiera poner una correa para evitar que enloquezcas.
—…
Tras no recibir
réplica, Alberu arqueó la espalda y se asomó, observando como Cale tocaba
repetidamente el brazo de la silla con su índice.
—Espera… ¡¿Lo
estás meditando en serio?! — Viendo que era el caso, el rubio se acarició el
entrecejo— Ugh… Me estoy volviendo loco.
·
Cale,
podría ser buena idea.
·
Niño,
solo deja de evitarlo, mira toda esa tensión ¡Solo diviértete! ¡Se es joven
solo una vez!
Cale ignoró los
consejos de la roca y del fuego, la verdad es que él mismo no tenía claro qué
hacer. Una cosa era apuñalar por la espalda a un villano malvado, ¿pero esto?
Por su parte, Alberu
fue hacia su armario y colgó su chaqueta. Los recuerdos de la noche anterior no
se iban de su mente. Abrió la puerta y miró su reflejo en el espejo; usó
pócimas de lato nivel para curarse, pero aún podía ver el leve vestigio de sus
mordidas.
—… Está bien…—
Más que asquearle o cualquier cosa, tenía vergüenza.
—“Es Cale”. —
Solo al pensar esas dos palabras podía sentirse en paz consigo mismo.
—¿Huh?
—Si no estuviera
de acuerdo no te hubiera dejado hacerlo, incluso si tenía que lastimarte. — En los
ojos que miraban a Cale no había una pizca de duda.
—…— El pelirrojo
lo miró en silencio por algunos segundos. — Hyung, ¿qué estás tratando de
decir?
Alberu alcanzó su
pijama y luego se dirigió hacia el baño.
—No creo que sea
tan difícil de entender. — Dejando estas palabras en el aire, cerró la puerta
tras de sí.
A solas sospesó
lo que acababa de decir.
—“¡¿De dónde vino
todo eso?!”. — Se cubrió los labios, sonrojado como un tomate. La verdad es que
no era estúpido, debería sentirse asqueado si pensara en lo que podía pasar esa
noche con su hermano jurado, pero la verdad era que no le importaba en lo más
mínimo.
Apretó el rostro
y se masajeó con cansancio.
Que sintiera que
estaba bien incluso si sucedía lo peor, era un hecho muy elocuente por sí
mismo. De hecho, llevaba desde la mañana con eso en mente. Observó su reflejo
en el espejo.
¿Qué estaba
haciendo?
Sentía su corazón
retumbando en su pecho, junto con esa sensación de vacío en el estómago, como
si estuviera a punto de tirarse en un abismo.
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