¿Vampiro? - Capítulo 3

 


Después de un hecho tan vergonzoso, tanto Cale como Alberu, ninguno de los dos sabía cómo actuar.

El héroe de Roan, por su parte se cubrió el rostro y luego de un rato en blanco se recostó. Como si una nube gris despejara el paisaje, recordaba lo que había sucedido. La sensación era similar a estar distraído, mientras alguien más movía su cuerpo.

·        Cale, tienes que disculparte.

·        ¡Claro que sí! ¡¿No viste la cara del príncipe?! ¡Dios, pobrecito!

·        Creo que no se lo esperaba.

·        Mierda, ni yo me esperaba eso.

Cale suspiró largamente. La roca, el fuego, el viento y el agua, parecía ser que los demás poderes ancestrales estaban demasiado apenados como para manifestarse.

Volvió a suspirar. Tenían razón, aunque fuera culpa del vampirismo, no lo libraba de la responsabilidad.

En su mente apareció de nuevo el vistazo del cuerpo ajeno cubierto de mordidas, especialmente en lugares poco pudorosos.

—Debió dolerle—, murmuró para sí mismo. Era un poco inquietante ver como manaba un poco sangre de las heridas más recientes. Con más veras debía apresurarse.

Echo un vistazo al lateral. Alberu llevaba encerrado un rato en el baño, a juzgar por cómo había un eterno silencio, quizá estaba aún más desconcertado que él.

—Haa…— Sentándose en la cama volvió a observar en dirección del baño y tras peinarse un poco para liberar ansiedad, se acercó con cautela.

Toc.

—¿Hyung? — Escuchó un pequeño ajetreo y nuevamente silencio.

Quizá detrás de esa madera preciosa había un Alberu completamente asustado y sonrojado. Era curioso cómo a pesar de la luz tenue de los candiles, podía ver a la perfección el tono rojizo de su rostro y sus orejas picudas.

De hecho, se veía algo… Lindo.

Frunció el ceño ante el extraño pensamiento. No negara la belleza de Alberu o lo bien que se veían en general las criaturas místicas que eran los elfos oscuros; además de otras que había conocido que se veían especialmente bien. Solo… Fue extraño porque nunca se había puesto a pensarlo detenidamente con respecto a su hermano jurado.

—“Igualmente, <<lindo>> no es una palabra que debería usar para un hombre adulto a quien le digo Hyung”.

·        … Bueno, es cierto que las otras especies poseen una increíble belleza. Los dragones son muy llamativos.

·        Sí… Cale… Tú… Esos pensamientos…

El fuego tenía razón, Eruhaben en su forma humana resaltaba mucho; sin embargo, no entendió el balbuceo del fuego. En fin, tampoco es que fuera a poner especial esfuerzo en él ahora mismo.

Toc.

—Su alteza, discúlpame. No quise hacerlo. — Cambió su tono a propósito, quizá así Alberu se sentiría más complacido y daría lugar a sus disculpas. — Su alteza-

La puerta se abrió de repente y un Alberu rubio lo miró con el ceño fruncido. En esa forma, el rubor de sus mejillas resaltaba mucho más. Sus irises azulinos lo escudriñaron desde la coronilla hasta sus pies.

—Prefiero que me digas Hyung. — Entrecerrando los ojos dejó ver un poco del reproche que le guardaba. Después de haber sido molestado de esa manera cuando su Dosaegn estaba fuera de sus sentidos, ahora no podía evitar asociarlo con eso.

Cale asintió y elevó las manos en son de paz. No pensaba llevarle la contraria después de agredirlo.

—Hyung, ¿me perdonas?

Tras meditarlo brevemente Alberu suspiró.

—Sé que no lo hiciste a propósito.

—… ¿Estás bien?

Un escalofrío estremeció la columna de Alberu, pero lo disimuló lo mejor que pudo.

—Sí, solo estoy cansado.

—…—El pelirrojo guardó silencio, prestando atención al príncipe, quien pasó por su lado hacia la cama; su plan parecía ser ignorarlo todo como si no hubiera sucedido. Incluso volvió a su usual apariencia falsa, quizá con la esperanza de no sentirse vulnerable.

—“Suena como algo que pensaría”. — Después de todo Alberu vivía escondiéndose, debajo de una máscara de perfección.

De alguna manera, notar ese hecho creó una leve molestia en el corazón de Cale. ¿Significaba que ya no confiaba tanto en él?

·        Vaya… Estás siendo muy rápido para comprender el corazón de los demás, usualmente eres muy denso.

·        ¿Creciste, niño?

No respondió a los comentarios de la ladrona ni a la burlona pregunta del fuego.

·        Cale… Solo es denso con sus propios sentimientos.

Super Rock también se unió al debate, pero aunque sonara como una ayuda, preferiría que no lo hubiera hecho.

Ignoró las voces que aún comentaban en el fondo de su cabeza y se acercó a espaldas del príncipe.

—Hyung…

Alberu, quien estaba arreglando un poco las sábanas de la cama para poder dormir inspiró profundamente.

—¿Sí?

—Estás cubierto de sangre.

—…¡¿Qué?!

Mientras Alberu observaba por todo situó fútilmente, el héroe de Roan se acercó y jaló del cuello de su pijama. Desde esa posición podía observar la perfecta mordida dibujada en su cuello y las rojeces dejadas por sus labios que se pronunciaban aún más debido a la palidez de su piel; vio un buen vistazo del camino que hacían estas marcas hasta la parte baja de su espalda.

Vio de nuevo esa expresión inmensamente sonrojada, sorprendida y avergonzada de su hyung; a la par que él giraba la cabeza en su dirección.

—Aquí. — Lo soltó y señaló su propio cuello. — Está manchado de sangre.

Boquiabierto, Alberu bajó la mirada y constató que allí donde fue mordido, la sangre salpicó la tela de su pijama favorito.

—Tsk.

—En toda tu espalda también. — Tocó levemente los puntos en donde se veían estas manchas, para indicarle. —Será mejor que te cambies.

Alberu lo observó con un poco más de tranquilidad.

—Ya veo.

De alguna manera seguía dudoso del comportamiento de Cale; aquellos leves toques en su espalda persistían con cierto calor.

Consiente de la cautela del príncipe, Cale dio la vuelta a la cama y sacó un cambio de ropa de su bolsillo espacial. Dándole la espalda, explicó:

—Yo también.

Alberu observó detenidamente como el pelirrojo comenzaba quitándose la camisa sin miramientos. Cuando pudo dar un vistazo de los músculos cincelados de su hermano jurado, el rubio también apartó la vista y se dirigió a su armario.

Mientras alcanzaba la manija del mueble se tomó un momento. Inspiró profundamente y dejó que su frente descansara sobre la madera. Ya había visto alguna que otra vez la espalda de Cale, o su hombros, incluso todo; bien fuera por la ropa que usaba o por alguna otra situación casual. Pero solo en este momento se puso tan nervioso.

—“Concéntrate”. — Abrió el armario y él también sacó una muda nueva de ropa. Con ella en mano observó el camino hacia el baño.

—“Cale ni siquiera está mirando”. — Sin perder tiempo, él también se sacó la camisa. — “Además, somos hombres y… Es mi hermano jurado”.

El simple hecho de cambiarse en otro lugar significaría aceptar que algo estaba cambiando entre ellos. ¿Tan débil era su relación como para ceder ante un pequeño malentendido?

Alberu se negaba a creerlo.

—“… Estoy demasiado cansado…”.— Dejaría esas cuestiones para el sol de la mañana.

Por su parte, Cale dio un furtivo vistazo en la dirección opuesta. En efecto, la espalda ligeramente más tonificada y ancha que la suya estaba plagada de marcas que se perdían bajo su pantalón. Mas no necesitaba ver más, pues lo tenía todo en sus recuerdos.

Sostenía entre sus manos la camisa que se quitó; estaba impoluta. Aún así se puso una camisa nueva.

—Hyung. Tus pantalones también.

La respuesta fue tardía.

—… Ya veo.

Siguiendo con lo suyo, Cale dio paz a su hermano y se mantuvo en silencio. Acarició la zona izquierda de su pecho.

Podía sentir el calor leve, producto de una burbujeante emoción que subía por su estómago.

Un rato después, ambos se encontraron en su respectiva esquina de la cama, pero ninguno podía dormir. Alberu especialmente, quien sufría de insomnio debido al estrés de su día a día.

—“Tendré que tomar la medicina para dormir”. — El médico le prohibió utilizarla en situaciones que no fueran una emergencia, pues era peligroso que se volviera dependiente.

—“Sin embargo, esta es una emergencia”. — Se irguió con un suspiro y comenzó a buscar en su bolsillo espacial.

—… Hyung, ¿estás bien?

Al escuchar de nuevo la voz de Cale, sintió ganas de suspirar.

—Estoy bien, solo olvidé tomar mi medicina—, respondió echando un vistazo a su espalda.

—Ya veo.

Volvió la mirada a los ítems de su bolsillo y extrajo su medicina, cuando estaba a punto de tomársela de nuevo fue interrumpido:

—¿Tienes problemas para dormir?

Alberu se giró esta vez, encontrándose con la mirada de su hermano jurado, quién se dio vuelta en algún punto.

Frunció el ceño.

—¿Tampoco puedes dormir?

—“¿… Después de lo que me hiciste?”. — Por supuesto, no dijo eso porque ya no era hora de tener más problemas. Le dolía la cabeza lo suficiente.

Cale asintió, acariciando las arrugas en su entrecejo.

—Mi mente no se calla. — Los poderes antiguos por alguna razón estaban más inquietos que nunca, hablándole de absolutamente cualquier cosa que se les ocurriera. — Siento como si hubiera tomado un barril de café.

—Entiendo esa sensación. — Aunque por razones diferentes. El príncipe también comenzaba a sentir que su cabeza iba a explotar. Sacó una píldora más y usando sus poderes trajo un vaso desde el lado contrario de la habitación, llenándolo de agua. — Aunque me siento cansado, no puedo dormir.

Le tendió el vaso a Cale, quien se sentó y recibió la ayuda.

—¿Tomas esto frecuentemente?

Alberu se llevó la píldora a la boca y luego bebió agua con rapidez.

—Solo para emergencias.

El héroe de Roan asintió e hizo lo propio, cediéndole el vaso después.

—No sabía que el sol de nuestro reino tiene tan poca energía y puede cansarse rápidamente.

El príncipe se detuvo en seco y lo miró de inmediato, poniéndose de pie cual resorte. Mas al ver el rostro de Cale, solo había una sutil sonrisa dibujada en él.

—Tsk. — Dejó los vasos sobre la mesa y se peinó el cabello hacia atrás con la mano en la cintura.

—Siendo la persona más capaz del reino no lo hubiera creído.

Alberu se masajeó el rostro con hastío. Subió a la cama para posar sus manos sobre los hombros de Cale.

—Querido hermanito, ¿no estás demasiado hablador hoy? ¿No estás cansado? Mañana hay mucho trabajo, ¿por qué no descansamos ahora?

Al ver el rostro sonriente de Alberu, que escondía con dificultad su ira, Cale supo que quizá había jugado demasiado.

--

En efecto, esa mañana tuvo que levantarse muy temprano a organizar papeles y firmar documentos. Los sirvientes habían traído una mesa adicional al despacho de Alberu, en donde él estaba ubicado en ese momento y desde donde podía observar el rostro concentrado del próximo Rey.

—Lleva esto a la oficina del Conde. — Alberu alcanzó un fajo de hojas y se lo dio a su mano derecha, un elfo camuflado quien asintió y partió rápidamente.

En ese corto movimiento, fue posible para Cale ver un poco de la mordida que dejó en la nuca de su hermano la noche anterior.

—Ha…— Golpeó su dedo sobre la mesa reiteradas veces y se cubrió el rostro con la otra.

¿Cómo se había vuelto así? ¿Era por estar infectado con el virus vampírico?

Observó el reloj en la pared del frente. Faltaba una hora para las diez de la mañana, momento en el que Fredo dijo que vendría para que tomara su medicina.

Pero, se sentía increíblemente impaciente y estresado entre esas pilas de documentos.

—“Tendré que preguntar si esto es normal”. — Aunque francamente, ¿qué era normal en este mundo o en esta situación?

Mientras estaba pensando en ello, la puerta se abrió.

—¡Cale-nim! — Choi Han entró llamándolo con su alegre sonrisa. Al verlo acercarse Cale comenzó a sentirse más relajado por alguna razón.

En su camino Choi Han asintió levemente hacia Alberu, a lo que este le devolvió el saludo.

—¿Viniste, instructor-nim?

—¿Cómo va todo, su alteza? — Poniéndose junto a Cale, el espadachín tocó levemente la frente del héroe de Roan.

—¿Fue una noche difícil?

Alberu lo miró con cansancio y desvió la mirada.

—Haa… Nada que no pueda soportar. — Cale no pudo evitar alzar una ceja ante su desdén.

—¡Ohh! ¡Eso es bueno! — A diferencia de la última vez, el espadachín parecía haber vuelto a su energía usual. — ¡Seguramente no estaba pensando en saltarse el entrenamiento de hoy!

Entrenamiento. Nada más escuchar esa sutil palabra hizo que una gota de sudor bajara atravesara desde su nuca hacia abajo, hasta…

—Por supuesto que no. — La actuación del príncipe fue muy convincente. Incluso les obsequió una sonrisa.

—¿Oh, sí? — El espadachín coreano miró hacia el reloj. — Ya casi es la hora.

Levantándose de inmediato Alberu sonrió aún más, ocultando su flaqueza.

—Estaré listo cuanto antes. — La verdad es que no pudo descansar nada bien y después de ser atacado, su cuerpo se sentía muy pesado. —Veámonos en el campo de entrenamiento.

Ante el fugaz pensamiento de la noche anterior, echó un pequeño vistazo a su hermano jurado y luego se marchó.

—Hmm…— Fue tan sutil, pero Cale aún pudo ver el sonrojo en las mejillas del príncipe. Le recordó a ese momento en el que recobró el sentido y vio su rostro avergonzado, seguido de su espalda plagada de mordidas.

— “¿Pensó también en eso?”. — Viendo como actuaba tan normalmente, por un momento creyó que lo estaba llevando muy bien; sin embargo, parecía tener tanta dificultad como él mismo.

Tap. Tap. Tap.

—Cale-nim, ¿estás preocupado por algo? — Agachado a su lado, el espadachín coreano miró su rostro de cerca. Notándolo recién, Cale apartó su rostro, su corazón había dado un brinco; aunque con el tiempo sus amigos tenían cada vez menor sentido del espacio personal, aún no se acostumbraba.

—No es nada. Fredo debe estar por llegar, yo también tendré que prepararme. — Se levantó del otro lado de la mesa. Lo mejor sería dejar de lado los problemas de la noche anterior, en ese momento tenía otros con los que lidiar.

Inmóvil en su sitio, Choi Han parecía estar analizándolo. La verdad es que él era muy inteligente; si no quería ser descubierto y morir de la vergüenza, debía alejarlo de cualquier sospecha.

—¿Vamos?

—¡Sí! — Ofreciéndole una hermosa sonrisa, el espadachín lo siguió.

--

Esa noche, tuvieron que dormir juntos nuevamente.

—Hu…— Cansado, Alberu se sentó en su sillón, casi desplomándose en él. Fue un día pesado, más que todo por la forma en la que inició; Choi Han le hizo pasar un momento difícil esa mañana.

—“Si se dio cuenta de que estaba cansado pudo ser un poco más suave”. — De hecho, parecía que tras darse cuenta de su debilidad se volvió aún peor.

Liberando los botones de su chaqueta, suspiró profundamente.

—Nuestro sol brilla notablemente incluso así. ¿Fue un entrenamiento duro?

Por un momento casi se olvidó de esta persona problemática con la que aún tenía que tratar. Echó un leve vistazo hacia Cale, quien entraba a sus habitaciones y comenzaba a servir té él mismo, tomando galletas de su colección privada.

—Ja…—Era incluso ridículo. Bueno, era propio de Cale andar tan campante como si no fuera un desastre caminante.

—¿Qué es gracioso, su alteza?

—…— Ni siquiera podía quedarse tranquilo cuando ahora las cosas estaban en calma. Mientras el sospesaba qué decir, Cale dejó una taza frente a él y se sentó con la pierna cruzada, esperando su respuesta.

Se peinó hacia atrás y decidió que lo mejor era hacer lo que siempre hacía: relajarse y ver cómo iban las cosas.

—¿Puedes decirme de nuevo cómo diablos terminaste enfermo?

El pelirrojo dejó su taza, elevando una ceja; luego suspiró.

—Solo fui a dar un paseo y terminó así.

—… ¡Jajaj! Hermanito… ¿En serio no estás maldito? Deberías poner atención.

Viéndolo sonreír, Cale también se recostó en el espaldar y le devolvió la sonrisa.

—¿Tú crees?

Alberu alcanzó su té y se rio entre dientes.

—“Bastardo idiota”. — Movió la cabeza de lado a lado, su hermano menor no tenía remedio; aunque era tan cínico, siempre estaba metido en las grandes ligas.

—Yo creo que hay alguien con peor suerte que la mía, ¿no lo cree, su alteza?

El susodicho dejó la taza a un lado, casi escupe su té. Echó una mirada resentida hacia él, antes de mirar hacia un costado con indiferencia.

—… ¿Existe alguien con peor suerte que la tuya?

—Hyung…— Parecía tanto que lo llamaba como que estaba respondiendo a su pregunta.

Ambos se miraron en silencio.

—Ha…— Suspiraron al viento, desviando la mirada mientras se reían de su suerte.

—Deberíamos apresurarlo hoy para terminar con esto.

Ante la sugerencia del héroe de Roan, Alberu acarició su frente con cansancio. Estaba bien con el tema de la sangre, ya lo había aceptado, simplemente no podía olvidarlo; pero qué pasa con el resto de mordidas y la integridad de su cuerpo.

Un ligero estremecimiento cruzó su espalda al recordar la sensación de los labios ajenos recorriendo el sendero hasta sus nalgas. Entendía que Cale estuviera en una especie de trance; sin embargo, eso no lo liberaba de la preocupación.

¿Qué tal si esta vez se le iba la mano de nuevo y la cosa no terminaba en un par de mordidas?

—Tsk. — Se acarició el rostro. Era vergonzoso que lo pensara, pero aún más la posibilidad de que podría hacerse realidad.

—Hyung… Lo siento por…

Volvieron a chocar sus ojos e igual que antes desviaron la mirada.

—Haa…

Después de unos segundos en silencio, Cale volvió a intentarlo:

—Debería tener más cuidado la próxima vez. — Claro, no quería decir que deseara una próxima vez, simplemente era un hecho que podía suceder.

Alberu cerró los ojos y apretó el puño.

—“Si lo dices en voz alta es más vergonzoso”.

—Haaaa…— Cual de los dos más agobiado, ambos exhalaron un largo suspiro.

Después de un extenso silencio, Alberu se estiró en su asiento y alcanzó la taza vacía, junto a la de su hermano jurado, dirigiéndose al espacio de su armario destinado para ellas. Mientras lavaba las tazas con su mana, un pensamiento curioso voló ligeramente por su mente.

Una pequeña risa irónica salió de su boca, llamando la atención de Cale.

—No es como si te pudiera poner una correa para evitar que enloquezcas.

—…

Tras no recibir réplica, Alberu arqueó la espalda y se asomó, observando como Cale tocaba repetidamente el brazo de la silla con su índice.

—Espera… ¡¿Lo estás meditando en serio?! — Viendo que era el caso, el rubio se acarició el entrecejo— Ugh… Me estoy volviendo loco.

·        Cale, podría ser buena idea.

·        Niño, solo deja de evitarlo, mira toda esa tensión ¡Solo diviértete! ¡Se es joven solo una vez!

Cale ignoró los consejos de la roca y del fuego, la verdad es que él mismo no tenía claro qué hacer. Una cosa era apuñalar por la espalda a un villano malvado, ¿pero esto?

Por su parte, Alberu fue hacia su armario y colgó su chaqueta. Los recuerdos de la noche anterior no se iban de su mente. Abrió la puerta y miró su reflejo en el espejo; usó pócimas de lato nivel para curarse, pero aún podía ver el leve vestigio de sus mordidas.

—… Está bien…— Más que asquearle o cualquier cosa, tenía vergüenza.

—“Es Cale”. — Solo al pensar esas dos palabras podía sentirse en paz consigo mismo.

—¿Huh?

—Si no estuviera de acuerdo no te hubiera dejado hacerlo, incluso si tenía que lastimarte. — En los ojos que miraban a Cale no había una pizca de duda.

—…— El pelirrojo lo miró en silencio por algunos segundos. — Hyung, ¿qué estás tratando de decir?

Alberu alcanzó su pijama y luego se dirigió hacia el baño.

—No creo que sea tan difícil de entender. — Dejando estas palabras en el aire, cerró la puerta tras de sí.

A solas sospesó lo que acababa de decir.

—“¡¿De dónde vino todo eso?!”. — Se cubrió los labios, sonrojado como un tomate. La verdad es que no era estúpido, debería sentirse asqueado si pensara en lo que podía pasar esa noche con su hermano jurado, pero la verdad era que no le importaba en lo más mínimo.

Apretó el rostro y se masajeó con cansancio.

Que sintiera que estaba bien incluso si sucedía lo peor, era un hecho muy elocuente por sí mismo. De hecho, llevaba desde la mañana con eso en mente. Observó su reflejo en el espejo.

¿Qué estaba haciendo?

Sentía su corazón retumbando en su pecho, junto con esa sensación de vacío en el estómago, como si estuviera a punto de tirarse en un abismo.

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