¡¿Vampiro?! - Capítulo 4

 

Alberu miró su reflejo en el espejo, allí en donde quedaban las marcas amoratadas pero leves de las despiadadas mordidas, se untó una poción de alto grado… ¿Pero cómo podría alcanzar adecuadamente el montón de mordidas en toda su espalda?

—Tsk. — Masajeó su entrecejo. Ese hermanito suyo siempre estaba metiéndolo en todo tipo de problemas.

Suspiró largamente, intentando dar algún orden a sus pensamientos.

¿Cómo podría mirar a los ojos a su hermano jurado?

También habló de más y dijo un par de cosas comprometedoras. Si bien era verdad que favorecía a su hermano jurado; el contexto, la situación, lo dicho, todo estaba terriblemente mal.

Se puso la ropa con desdén y salió a afrontar sus demonios; después de todo, darle largas solo agregaría más nerviosismo al asunto.

—Gracias. — Beacrox llevaba un carrito con algo de té, mientras Cale tomaba de su taza, sentado en la sala de su habitación.

—Su alteza.

—Estás aquí. — Devolvió el saludo del chef y se sentó del otro lado, frente a Cale.

Alberu suspiró internamente, aquella no parecía su habitación en el catillo imperial, sino un anexo de la casa de su hermano; incluso Beacrox entraba allí sin su autorización directa (aunque francamente no podía importarle menos, tampoco es que no tuviera otras cosas en qué preocuparse). Viéndo a Cale así, tomando té con tanta calma, se sintió estúpido; al parecer era el único con la cabeza hecha un caos.

Beacrox no perdió tiempo, en un vistazo ya había puesto una taza frente al príncipe. Pese a que dejaron a Cale bajo cuidado del príncipe de Roan, todavía enviaron a alguien para echar un vistazo. Por su parte, Alberu había enviado a descansar a todos sus guardias, quedándose a solas con Cale en su habitación.

—Té de tilo, para los nervios—, explicó Cale.

—Gracias…

—“De verdad lo necesito”. — Tal vez debería tomar una dosis más fuerte de medicamento para dormir hoy; de hecho, si la tomaba ahora tal vez podría escapar. Se cubrió los labios y desvió la mirada.

—“¿Escapar? ¿De qué? ¿Qué se supone que pasará?”. — Tomó un sorbo más de té mientras se reprochaba a sí mismo por aquella expectación. Ni siquiera se dio cuenta de cuándo se lo tomó, pero pronto las tazas estaban vacías y Beacrox salió con una breve despedida. Por un momento el príncipe pensó en alguna forma de retenerlo, pero al final no había más que su cruento destino.

—Pensé que harías algo para evitar quedarnos solos.

Los irises azules del príncipe chocaron con los contrarios. Justamente lo que acabó de pensar salió de la boca de su hermano jurado.

—¡Já! — De alguna manera, se sentía más tranquilo al pensar en el vínculo que los unía al punto de saber lo que pensaba la otra persona.

—“Ojalá pudiera saber lo que estás pensando en este momento”.

—Podrías…

Cuando giró la mirada en su dirección pudo ver el tenue sonrojo en el rostro de Cale, quien desvió la mirada.

—… Podías haber pedido una soga.

Alberu frunció las cejas, sorprendido por lo que había escuchado; sin embargo, no tuvo tiempo de pensar en una respuesta. El joven maestro se levantó fingiendo ignorancia y se dirigió rápidamente al baño.

—Tomaré una ducha. —Cerró la puerta dejando estas palabras en el aire.

El príncipe cubrió su boca y suspiró buscando traer calma a su corazón acelerado.

Si Cale estaba sonrojado, él parecía a punto de explotar.

Al salir, el pelirrojo se encontró con una única luz en la mesa de noche junto a la cama; el príncipe Roan tenía sus lentes puestos y ojeaba un libro con atención. Parecía no estar consciente de su salida del baño.

Siguiéndole la corriente, Cale se acercó al lado contrario de la cama mientras frotaba su cabello con una toalla. En eso, Alberu tomó la copa que estaba a su lado, cambiándola por el libro.

—¿Quieres un poco de vino? —, le ofreció antes de darle un sorbo, mientras retiraba sus lentes.

—… Por supuesto. — Normalmente no lo consumía porque ponía nerviosas a las personas a su alrededor, excepto en una ocasión especial. Tomó asiento en la cama, exhalando un suspiro.

El príncipe dejó de lado su copa y fue hacia el espacio en su librero en donde tenía la cafetera mágica, junto había algunas vajillas. Alcanzó una nueva copa, llenándola con vino hasta casi la mitad.

—No sabía que su alteza tenía este hábito.

—Jmm, la verdad es que no. — Tras tenderle la copa, tomó la suya propia y se sentó en el lado derecho de la cama. Sacudió con cuidado la copa, ayudando a girar el líquido rojizo que aún quedaba dentro de ella. — Solo pensé que necesitaría algo diferente a somníferos esta vez.

—Debería dejarlos. — El vino no estaba tan fuerte, de hecho era dulce, con fragante olor.

—Jaja… Tienes razón, ya los había dejado.— Pero con qué fuerzas podría simplemente dedicarse tranquilamente a bañarse con esencias y ponerse una mascarilla con velas aromáticas en su habitación, cuando tenía el problema allí que lo molestaba, invadiendo su lecho. Totalmente inútil.

—Ya veo. — Tras inspirar profundamente, Cale se empinó de la copa y la bebió de un solo trago, luego la dejó sobre la mesita de noche a su lado de la cama, bajo la mirada sorprendida del príncipe. Luego dirigió sus ojos a los contrarios.

—Deberíamos apresurarnos, su alteza. — A la par de sus palabras comenzó a gatear hacia él.

Alberu casi se atraganta con la bebida, dejándola a un lado se secó los labios.

—E-espera.

—Si seguimos esperando podría empeorar la situación. — El pelirrojo estaba ya a unos centímetros de él acorralándolo contra el lujoso espaldar de aquella preciosa cama. Podía ver el sutil brillo rojizo y sobrenatural en sus ojos tranquilos; fue allí que se dio cuenta de cuánto estaba conteniéndose. Como siempre, su hermano nunca decía nada hasta que todo explotaba.

—Ehh, sí. — De todos modos era inútil seguirlo postergando. Se acarició la frente tratando de recomponerse y suspiró largamente. —Bien hagámoslo.

Develó su cuello, subiendo el mentón y jalando su camisa para dejar ver parte de sus clavículas. Sonrojado a más no poder, desvió la mirada; pero luego recordó lo de la noche anterior y volvió a echar un vistazo a Cale, topándose con aquellos ojos rojizos mirándolo fijamente.

—Cale…

—Seré cuidadoso. — Lentamente el héroe de Roan acortó la distancia y encontró el lugar perfecto para rozar sus labios con la piel ajena. Esta vez, quizá a poder haberlo hecho ya una vez, mordió su clavícula certeramente.

Ugh. — Por otro lado, la sensación siguió siendo igual de perturbadora. No dolió tanto como la primera vez, además, Cale cumplió su palabra y succionó con extrema calma; por lo que Alberu no se sintió tan mareado como otras veces, pudiendo soportarlo hasta el final.

—Ahhh. — Cuando el pelirrojo se separó, también se sentía algo aturdido. A él mismo también le resultaba extraño el poder simplemente tomar la sangre de su hermano mayor sin problemas, como si fuera tan natural como respirar.

·        ¡Cale, déjate llevar!

·        No, mejor toma las cosas con calma. Debes tener cuidado.

Mientras, en su cabeza había dualidad, por un lado el Fuego de la Destrucción lo animaba a dejarse llevar por estos extraños instintos que lo invadía; pero Super Rock pensaba totalmente distinto, apoyando a su lado racional.

—“De todas maneras, creo que es suficiente”. — El hambre que provenía de esta enfermedad era similar al hambre normal. La única diferencia recaía en que sentía este extraño deseo subiendo por su estómago cada vez que encontraba una presa que le gustara. En este caso, Alberu.

Se acarició el cabello y secó sus labios. No se sentía suficiente como para estar lleno, pero sí arreglaba mucho.

—Hyung, creo que es todo.

—Haa… ¿Seguro? Creo que todavía puedo soportar un poco más.

Entonces, algo se rompió dentro de Cale.

Ver el rostro jadeante, junto a esos vidriosos irises azules de su hermano jurado, mientras seguía en esa tentadora posición, totalmente frágil y dócil ante él.

Aunque lucía algo aturdido, su tez pálida estaba totalmente sonrojada.

—Cale…

Sostuvo la barbilla del príncipe, había en sus ojos una clara advertencia; sin embargo, él siguió acercándose. Chocó sus frentes, sintiendo el choque de sus alientos entrelazados entre sus bocas. Un extraño magnetismo entre ellos no los dejó alejarse hasta que sus labios se tocaron, encajaban como las piezas de un rompecabezas.

Solo basta una pequeña chispa para encender una llama.

Ninguno de los dos tenía la menor idea acerca de ello y fueron torpes en un inicio, pero después el ritmo entre ellos se volvió más fácil de llevar.

—Haa…— Alberu tomó su rostro y lo alejó, buscando reponer el aire del que se vieron desprovistos sus pulmones. — Mierda, no puedo creer que lo hayas hecho.

—Jé. — Supo que estaba en problemas cuando una pícara sonrisa tomó lugar en el rostro de Cale.

—Tsk.

—Su alteza, ¿tienes miedo?

Alberu se acarició el cabello y sonrió.

—¿Crees que no puedo golpearte?

 Tras mirarlo por unos segundos, Cale alcanzó las caderas contrarias y las juntó con las suyas, acorralando al príncipe sin problemas.

—Tiene razón. En ese caso debería hacer que no pueda hacerlo.

—“Loco”. — Los vellos en la nuca de Alberu se erizaron, nunca había pensado que Cale podría decir esas palabras.

—Pero sabe… Recordé algo. — Acercándose a su oído susurró: — Si me deja hacer todo esto es porque está de acuerdo, ¿verdad, su alteza?

—“Sabía que eso vendría a morderme el culo luego”. — Solo no esperaba que fuera tan pronto.

Pero Cale se arriesgó aún más.

—También dijo que podría aguantar…— Fue hacia el cuello del príncipe y lamió su herida con cuidado, haciendo que el otro se estremeciera.

—Me estaba refiriendo a que podías morderme de nuevo. — Tosió brevemente para disimular su vergüenza. — Pero solo si era necesario, ahora veo que no lo es.

—Ya veo. — Cale observó la apariencia de Alberu, su postura estaba abierta, no parecía coincidir con sus palabras.

Las piernas del vampiro estaban bajo las contrarias y entre sus cuerpos había apenas algunos centímetros.

Una sonrisa elevó las comisuras de sus labios.

—Entonces qué tal otra cosa.

—¿A qué…?

Uno por uno, comenzó a deshacer los botones de su camisa, develando su pecho levemente marcado. Alberu sintió que su respiración se cortaba, mientras observaba inmóvil como quedaba semi desnudo.

Al terminar, las miradas de ambos chocaron.

—… ¿Qué es lo que quieres?

—Hmm. — El vampiro atrapó sus labios nuevamente en un profundo beso. En vez del beso tímido que empezó siendo el anterior, este estaba lleno de pasión desde el principio. Sus lenguas chocaron un par de veces, Alberu incluso pudo sentir lo colmillos ajenos rozando delicadamente sus labios.

Pararon un par de veces a recuperar el aliento, pero la situación entre su boca con la suya se prolongó hasta que Cale sintió que sus manos se aburrían y las llevó a pasear un rato por el pecho desnudo de Alberu. Delineando la musculatura marcada pero esbelta del príncipe de Roan.



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