¡¿Vampiro?! - Capítulo 5 (Borrador)

 


—Tsk. — Tomándolo por los hombros, el príncipe lo alejó. — Basta.

Sin embargo, seguían tan cerca el uno del otro que podía sentir el calor ajeno fusionándose con el suyo. Aun así Alberu se sintió perdido. ¿Qué demonios estaba haciendo? Pudiera ser que Cale no estuviera en sus cabales pero por qué él respondía tan suavemente a sus toques perversos.

Quizá era algún tipo de poder asociado a esos irises rojizos que lo hacía perder el hilo de sus pensamientos.

Aprovechando su silencio, Cale tomó sus muñecas y se le acercó de nuevo para besarlo. Por suerte esta vez logró esquivarlo; sin embargo, el vampiro no se rindió allí, sosteniendo sus muñecas con una sola mano alcanzó su barbilla y forzó su boca. No fue a propósito, pero terminó lastimando su labio.

—Hmm…— La sangre manó fácilmente, creando una línea recta hacia su clavícula. Al verlo, Cale se relamió los labios y luego acercó su lengua, lamió largamente desde el final de su cuello hacia arriba, con un deseo oculto más allá de la propia hambre.

Alcanzó de nuevo sus labios, embelesado por los pequeños jadeos de príncipe, quien se estremeció mientras cerraba los ojos. Estaban tan cerca que al inclinarse no pudo evitar notar la protuberancia en el pantalón contrario. Mientras le daba una breve tregua a la boca ajena, sus irises rojizos viajaron hacia esa parte; su diestra también se acercó a la zona y comenzó a masajearlo.

—Ugh…

Alberu apretó la mandíbula, conteniendo la respiración, podía sentir los satisfactorios corrientazos provenir de sus partes bajas; sumado al calor de ambos en la oscuridad apenas sesgada por la tenue luz de los candiles, era una escena que lo guiaba a dejarse llevar.

Intentó apretar las manos y escapar del fuerte agarre contrario, mas no pudo. En menos de nada, su miembro estaba siendo atacado.

—Tsk. Suéltame... — La estimulación era lenta y tortuosa, dejándolo saborear todo el delicioso roce.

Cale se lanzó a su garganta y jugueteó con sus dientes alrededor. La leves mordidas recorrieron su mandíbula, bajando hacia su hombro todo lo que le dejaba aquel pijama de lino. Mientras tanto, su diestra estaba muy ocupada, deslizando su pulgar por la punta de aquella sensible zona.

—Mmm…— El príncipe apretó su mandíbula y contuvo la respiración, su boca se sentía húmeda, pero aun así le fue difícil tragar. Era su hermano jurado y ni siquiera estaba en sus cabales, pero en vez de sentir que estaba haciendo algo malo, la voz de su consciencia había perdido la batalla hace mucho.

El ritmo comenzó a crecer conforme su excitación se elevaba, llevándolo a la locura.

—Tienes que…— Suspiró profundamente, con la respiración entrecortada. — Detenerte…

Tan solo poner esta frase en sus labios le había costado. No podía pensar.

—¿Detenerme? — Cale volvió a besar sus labios con una pequeña risita. — Si me detengo aquí, qué cambiaría.

Tocó sutilmente la punta, haciendo que Alberu chasqueara la lengua y desviara su rostro, en un brusco movimiento.

—Esto está muy mojado. — Sin darle tregua, masajeó con suavidad, dejando que el líquido preseminal se difundiera correctamente por toda el área. — Se ve delicioso.

Entonces, mientras él se estremecía, intentando poner algún tipo de orden en sus pensamientos, Cale aprovechó el momento y se dirigió sin miramientos a su entrepierna. La engulló con cuidado, haciendo que fuera demasiado tarde cuando Alberu logró reaccionar.

—¡¿Qué haces?! —Alcanzó su cabeza, tratando de sostenerlo, pero sus manos eran demasiado torpes. Mirándolo fijamente con esos irises rojizos, el pelirrojo bajó la cabeza, sumergiéndose de lleno entre sus piernas.

—¡Ha! — Un escalofrío lo recorrió de pies a cabeza. La boca contraria era caliente, acobijaba con gran maestría la extensión de su pene; sin embargo, tampoco podría compararlo con algo más, esta era la primera vez en la que Alberu recibía un trato como este.

Su cabeza se quedó en blanco mientras jadeaba, derritiéndose en la sensación mojada que inundaba su cuerpo. Era tan abrumador , podría considerarlo tortuoso; sus pensamientos estaban totalmente diluidos, mientras era torturado por los eróticos sonidos. Decidió cerrar los ojos, cada vez que se encontraba con ese rostro y esos irises rojos, sentía que su alma estaba siendo adiestrada por un demonio.

Mientras era atacado tan diligentemente no pudo aguantar mucho tiempo más.

—¡!—Irguió la cabeza hacia atrás y aguantó su voz lo mejor que pudo, conteniendo la respiración. Eyaculó en la boca contraria con una presión digna de un joven veinteañero como él.

Aún siendo víctima del sopor de la excitación. Suspiró profundamente e intentó volver a sus cabales. Tras aguardar un poco a que sus pensamientos volvieran a surgir, bajó la mirada.

Se encontró con un boquiabierto Cale, quien también parecía haber regresado a sus cabales.  Tanto su boca como su cara y su cabello estaban manchados por su esperma.


Continuará...

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