—Agh… C-Cale-nim…
Choi Han sentía
que se derretiría, mientras la otra persona ingresaba su miembro en la cavidad
cálida que era su boca. Ya era por sí mismo un hecho impactante y excitante,
pero era totalmente distinto ver esos ojos ajenos dedicándole esa mirada
sugerente. Tuvo que alcanzar los hombros ajenos para sostenerse cuando una
extensa lamida le sacó el aliento.
Mientras tanto,
Cale no quiso darle tregua, mucho menos al verlo encorvarse debido al placer.
Su zurda temblorosa intentando ocultar el sonrojo y su rostro suplicante.
—“¿Debería…?”.—
Ni siquiera lo pensó, ingresó el pene totalmente en su boca hasta que
simplemente no pudo tomar más. Los deseos que guardó por cinco meses ganaron;
se aferró a las caderas contrarias como si fuera su vida y permitió que la
extensión tocara el fondo de su garganta.
De haberlo
planeado quizá no hubiera podido hacerlo también como lo hizo.
—¡Cale-nim! — Abrumado
y sorprendido Choi Han tembló de pies a cabeza, su rostro estaba tan sonrojado.
Elevó la cabeza, apretando los dientes, incapaz de siquiera jadear; la
electricidad recorrió su cuerpo dejándolo sin aliento.
En un momento tan
erótico, resistir fue casi imposible, sin embargo, lo estaba haciendo bien
hasta que Cale no aguantó más y lo sacó de su boca.
—Agh, haa, haa…—
Los labios de Cale estaban enrojecidos, apenas estaba recuperando el aliento
por lo que su rostro sonrojado tenía una dificultosa expresión, colmada de un
fuerte sonrojo. Se sostenía de sus caderas mientras temblaba debido al
esfuerzo. Pero sin duda, observar la saliva y los hilillos blanquecinos de su
líquido preseminal, manchando la boca contraria fue algo que no supo manejar.
Choi han sintió
que enloquecía solo de mirarlo.
Se vino sin poder
hacer nada, manchando aún más el rostro ajeno e incluso su cabello. Aunque la
mayoría terminó en su boca, Cale solo se limpió con el borde de su manga y
tragó.
—“Mierda”. —
Suspiró, mientras Choi Han se apresuraba a limpiarle el rostro con una toalla
de su bolsillo espacial. La visión del pene contrario eyaculando justo en su
cara era tan erótica que solo tenía aún más ganas de tener sexo. —“Cometí un
error”.
El remedio había
sido peor que la enfermedad.
—¿Cale-nim, estás
bien? — Esa bonita cara mirándolo con preocupación, esta persona frente a él no
iba a darle lo que quería, estaba seguro.
—Estoy bien…
--
Desde que habían
hecho “eso”, Cale se sintió mejor y pudo pararse de la cama para volver a la
acción. Los demás se sintieron muy contentos de tenerlo de vuelta. Excepto Choi
Han.
—¡Cale-nim! — A
pesar de que sonrió y lo llamó como siempre, exudando cariño, este simplemente
lo ignoró. Ni siquiera le dio un vistazo.
—Oh, espera,
tenemos que arreglar esto. — Sin embargo, si puso atención a las esferas
personalizadas que Bud y los demás estaban haciendo para el árbol.
Los irires verdes
del Rey Mercenario se debatieron entre ambos mientras guardaba silencio;
prestando atención al chime, se dio cuenta de que parecía haber problemas en el
paraíso. Miró la bolita que le tendía Cale. Había una sonrisa en el pequeño
dragón negro que había dibujado.
—“Según el libro
las embarazadas pueden sentirse molestas por muchas razones”. — Al verlo
sentarse normalmente y sonreír mientras trabajaba en los adornos, pudo
comprobar que aquel enojo solo estaba dirigido hacia Choi Han.
Después de
verificar los adornos para el árbol, Cale fue a observar cómo iba a la
decoración de la hacienda por parte de los dragones.
Era sinceramente
lo más impresionante que jamás había visto Bud Illis en su vida.
—¿Cómo hicieron
todo esto? — Abriendo bien los ojos, el mercenario observó los montones de
luces caían sobre la fachada como su fueran una red de estrellas; en el borde
de toda la fachada había una línea de luces de colores delineándola. Estaba
consciente de que era producto del mana, pero aun así le pareció increíble
poder estarlo viendo. Su mandíbula casi cae cuando con un solo chasqueo de los
dedos de Eruhaben, aparecieron las figuras gigantes que habían estado haciendo.
Todos los adornos de distintos materiales estaban perfectamente ubicados
haciendo que pareciera un gran festival.
Cale, quien
estaba viendo aquel espectáculo, esbozó una sonrisa.
—Es maravilloso.
Tan extasiado
como él, Choi Han, quien estaba a su lado también sonrió. Aunque no recordaba
mucho de su propio mundo, se atrevía a pensar que nunca había visto algo así.
—Cale-nim, esto
fue una gran idea.
—Mhm…— El
susodicho únicamente le dedicó un vistazo, luego apartó la mirada y se dirigió
hacia las cocinas. No parecía haber perdonado el error cometido por su más fiel
guardián.
Nada más entrar
en las cocinas podía sentirse el ajetreo pasando también por allí. En el medio
de todo estaba Beacrox, quien al notar su llegada, encomendó un par de cosas a
sus ayudantes y fue al encuentro con Cale.
—Joven Maestro,
veo que ya se siente mejor. — Echó un ligero vistazo a Choi Han y al chismoso
Bud, quiénes hacían parte de la comitiva de revisión junto con Cale y los
niños.
—Por supuesto.
—Excelente,
Cale-nim, he estado siguiendo lo que anotaste para mí.
“Para mí”.
Beacrox se
refería a la lista de alimentos que Cale quería que preparara para él, pero
añadiéndole solo aquellas dos palabras, el gesto del Choi se volvió negro.
Era evidente el
sutil rechazo que sucedía entre el chef y el dueño del yong negro. Choi Han
parecía no haber superado la imagen de Beacrox masajeando directamente la piel
desnuda de Cale y Beacrox, debido a su naturaleza se negaba a ceder contra el
otro. Bud disfrutó de esta rivalidad desde un costado.
—Kehehe…
—“Me he estado
perdiendo de muchas cosas en este tiempo”. — Trabajaría duro para poder
quedarse alrededor de Cale y poder disfrutar de este divertido show desde
primera fila. — “Glenn tenía razón, la abstinencia para quitar el olor a
alcohol valió la pena”.
Eso no
significaba que no lo extrañara, pero poder ver de cerca lo que estaba
sucediendo alrededor de Cale era muy divertido. Divagó un poco por la concina
junto a los niños gato, quienes parecían haberse aburrido de la pequeña charla
organizativa entre Cale y Beacrox.
Destapó una olla
del fondo mientras exploraba, tratando de no interponerse en el camino de los
atareados ayudantes.
—¡Ohh! ¡Huele
delicioso!
Se encontró con
una sopa, el cálido vapor que emergió de ella fue como una caricia para su
delicada nariz. Viéndola cocinarse deliciosamente no pudo evitar la urgencia de
probarla, su mirada viajó rápidamente por el rededor, encontrándose con el
cucharón usado para revolver la exquisita mezcla.
—Veamos a qué
sabe. — On y Hong lo miraron con atención, mientras él se llevaba el cucharón a
la boca; más cuando sus labios estaban a punto de tocarlo, un manotazo hizo que
lo soltara.
—¡Au! — Al girar
la vista, se encontró con la mirada fija de Beacrox.
—Oh. — Le ofreció
una gran sonrisa y luego se retiró lentamente de la olla. — ¿Qué es esto?
—Sopa de arroz—,
respondió Cale en vez de Beacrox, una suave sonrisa colmaba su rostro.
El chef
inmediatamente acercó la cuchara al caldero, sirvió un poco en un plato y se lo
ofreció a Cale. Este recibió el plato de buena gana; después de verla de cerca
y sentir el aroma nostálgico, la sonrisa de Cale creció.
—Buen trabajo.
—Un placer, joven
maestro.
Al ver tan buena
reacción, los niños se acercaron.
—¡Yo también
quiero!
—¡Beacrox, yo
también!
—¡Se ve
delicioso! ¿A qué sabrá?
On, Hong y Raon
observaban la comida con ojos brillantes, plagados de estrellas.
—¡Yo también
quiero saber! — Sumado a su lado, el Rey Mercenario también puso sus manos
rodeando su barbilla como el capullo de una flor y lo miró intentando imitar
aquella ternura propia de los tres bonitos niños.
El chef observó
ese cuadro y solo suspiró.
—Vomitaré si
sigues haciendo eso. — Evidentemente, ver esa cara en un hombre maduro que
incluso le superaba la edad por unos años, le estaba revolviendo el estómago.
—¿Huh? — Con su
hermosura siendo rechazada, Bud lo miró con ojos llorosos. — ¿Por qué eres tan
malo?
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