Sueño 2 Especial - Capítulo 4 - Borrador

 

—Agh… C-Cale-nim…

Choi Han sentía que se derretiría, mientras la otra persona ingresaba su miembro en la cavidad cálida que era su boca. Ya era por sí mismo un hecho impactante y excitante, pero era totalmente distinto ver esos ojos ajenos dedicándole esa mirada sugerente. Tuvo que alcanzar los hombros ajenos para sostenerse cuando una extensa lamida le sacó el aliento.

Mientras tanto, Cale no quiso darle tregua, mucho menos al verlo encorvarse debido al placer. Su zurda temblorosa intentando ocultar el sonrojo y su rostro suplicante.

—“¿Debería…?”.— Ni siquiera lo pensó, ingresó el pene totalmente en su boca hasta que simplemente no pudo tomar más. Los deseos que guardó por cinco meses ganaron; se aferró a las caderas contrarias como si fuera su vida y permitió que la extensión tocara el fondo de su garganta.

De haberlo planeado quizá no hubiera podido hacerlo también como lo hizo.

—¡Cale-nim! — Abrumado y sorprendido Choi Han tembló de pies a cabeza, su rostro estaba tan sonrojado. Elevó la cabeza, apretando los dientes, incapaz de siquiera jadear; la electricidad recorrió su cuerpo dejándolo sin aliento.

En un momento tan erótico, resistir fue casi imposible, sin embargo, lo estaba haciendo bien hasta que Cale no aguantó más y lo sacó de su boca.

—Agh, haa, haa…— Los labios de Cale estaban enrojecidos, apenas estaba recuperando el aliento por lo que su rostro sonrojado tenía una dificultosa expresión, colmada de un fuerte sonrojo. Se sostenía de sus caderas mientras temblaba debido al esfuerzo. Pero sin duda, observar la saliva y los hilillos blanquecinos de su líquido preseminal, manchando la boca contraria fue algo que no supo manejar.

Choi han sintió que enloquecía solo de mirarlo.

Se vino sin poder hacer nada, manchando aún más el rostro ajeno e incluso su cabello. Aunque la mayoría terminó en su boca, Cale solo se limpió con el borde de su manga y tragó.

—“Mierda”. — Suspiró, mientras Choi Han se apresuraba a limpiarle el rostro con una toalla de su bolsillo espacial. La visión del pene contrario eyaculando justo en su cara era tan erótica que solo tenía aún más ganas de tener sexo. —“Cometí un error”.

El remedio había sido peor que la enfermedad.

—¿Cale-nim, estás bien? — Esa bonita cara mirándolo con preocupación, esta persona frente a él no iba a darle lo que quería, estaba seguro.

—Estoy bien…

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Desde que habían hecho “eso”, Cale se sintió mejor y pudo pararse de la cama para volver a la acción. Los demás se sintieron muy contentos de tenerlo de vuelta. Excepto Choi Han.

—¡Cale-nim! — A pesar de que sonrió y lo llamó como siempre, exudando cariño, este simplemente lo ignoró. Ni siquiera le dio un vistazo.

—Oh, espera, tenemos que arreglar esto. — Sin embargo, si puso atención a las esferas personalizadas que Bud y los demás estaban haciendo para el árbol.

Los irires verdes del Rey Mercenario se debatieron entre ambos mientras guardaba silencio; prestando atención al chime, se dio cuenta de que parecía haber problemas en el paraíso. Miró la bolita que le tendía Cale. Había una sonrisa en el pequeño dragón negro que había dibujado.

—“Según el libro las embarazadas pueden sentirse molestas por muchas razones”. — Al verlo sentarse normalmente y sonreír mientras trabajaba en los adornos, pudo comprobar que aquel enojo solo estaba dirigido hacia Choi Han.

Después de verificar los adornos para el árbol, Cale fue a observar cómo iba a la decoración de la hacienda por parte de los dragones.

Era sinceramente lo más impresionante que jamás había visto Bud Illis en su vida.

—¿Cómo hicieron todo esto? — Abriendo bien los ojos, el mercenario observó los montones de luces caían sobre la fachada como su fueran una red de estrellas; en el borde de toda la fachada había una línea de luces de colores delineándola. Estaba consciente de que era producto del mana, pero aun así le pareció increíble poder estarlo viendo. Su mandíbula casi cae cuando con un solo chasqueo de los dedos de Eruhaben, aparecieron las figuras gigantes que habían estado haciendo. Todos los adornos de distintos materiales estaban perfectamente ubicados haciendo que pareciera un gran festival.

Cale, quien estaba viendo aquel espectáculo, esbozó una sonrisa.

—Es maravilloso.

Tan extasiado como él, Choi Han, quien estaba a su lado también sonrió. Aunque no recordaba mucho de su propio mundo, se atrevía a pensar que nunca había visto algo así.

—Cale-nim, esto fue una gran idea.

—Mhm…— El susodicho únicamente le dedicó un vistazo, luego apartó la mirada y se dirigió hacia las cocinas. No parecía haber perdonado el error cometido por su más fiel guardián.

Nada más entrar en las cocinas podía sentirse el ajetreo pasando también por allí. En el medio de todo estaba Beacrox, quien al notar su llegada, encomendó un par de cosas a sus ayudantes y fue al encuentro con Cale.

—Joven Maestro, veo que ya se siente mejor. — Echó un ligero vistazo a Choi Han y al chismoso Bud, quiénes hacían parte de la comitiva de revisión junto con Cale y los niños.

—Por supuesto.

—Excelente, Cale-nim, he estado siguiendo lo que anotaste para mí.

“Para mí”.

Beacrox se refería a la lista de alimentos que Cale quería que preparara para él, pero añadiéndole solo aquellas dos palabras, el gesto del Choi se volvió negro.

Era evidente el sutil rechazo que sucedía entre el chef y el dueño del yong negro. Choi Han parecía no haber superado la imagen de Beacrox masajeando directamente la piel desnuda de Cale y Beacrox, debido a su naturaleza se negaba a ceder contra el otro. Bud disfrutó de esta rivalidad desde un costado.

—Kehehe…

—“Me he estado perdiendo de muchas cosas en este tiempo”. — Trabajaría duro para poder quedarse alrededor de Cale y poder disfrutar de este divertido show desde primera fila. — “Glenn tenía razón, la abstinencia para quitar el olor a alcohol valió la pena”.

Eso no significaba que no lo extrañara, pero poder ver de cerca lo que estaba sucediendo alrededor de Cale era muy divertido. Divagó un poco por la concina junto a los niños gato, quienes parecían haberse aburrido de la pequeña charla organizativa entre Cale y Beacrox.

Destapó una olla del fondo mientras exploraba, tratando de no interponerse en el camino de los atareados ayudantes.

—¡Ohh! ¡Huele delicioso!

Se encontró con una sopa, el cálido vapor que emergió de ella fue como una caricia para su delicada nariz. Viéndola cocinarse deliciosamente no pudo evitar la urgencia de probarla, su mirada viajó rápidamente por el rededor, encontrándose con el cucharón usado para revolver la exquisita mezcla.

—Veamos a qué sabe. — On y Hong lo miraron con atención, mientras él se llevaba el cucharón a la boca; más cuando sus labios estaban a punto de tocarlo, un manotazo hizo que lo soltara.

—¡Au! — Al girar la vista, se encontró con la mirada fija de Beacrox.

—Oh. — Le ofreció una gran sonrisa y luego se retiró lentamente de la olla. — ¿Qué es esto?

—Sopa de arroz—, respondió Cale en vez de Beacrox, una suave sonrisa colmaba su rostro.

El chef inmediatamente acercó la cuchara al caldero, sirvió un poco en un plato y se lo ofreció a Cale. Este recibió el plato de buena gana; después de verla de cerca y sentir el aroma nostálgico, la sonrisa de Cale creció.

—Buen trabajo.

—Un placer, joven maestro.

Al ver tan buena reacción, los niños se acercaron.

—¡Yo también quiero!

—¡Beacrox, yo también!

—¡Se ve delicioso! ¿A qué sabrá?

On, Hong y Raon observaban la comida con ojos brillantes, plagados de estrellas.

—¡Yo también quiero saber! — Sumado a su lado, el Rey Mercenario también puso sus manos rodeando su barbilla como el capullo de una flor y lo miró intentando imitar aquella ternura propia de los tres bonitos niños.

El chef observó ese cuadro y solo suspiró.

—Vomitaré si sigues haciendo eso. — Evidentemente, ver esa cara en un hombre maduro que incluso le superaba la edad por unos años, le estaba revolviendo el estómago.

—¿Huh? — Con su hermosura siendo rechazada, Bud lo miró con ojos llorosos. — ¿Por qué eres tan malo?

¡Deja tu reacción, por favor, te lo agradecería mucho!

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